La ansiedad es totalmente normal. De hecho, las personas la sienten de vez en cuando; pero quienes sufren trastornos derivados de esta, sí que la viven de forma más frecuente, intensa y persistente.
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En estos casos, la ansiedad es difícil de controlar y puede interferir en la vida diaria de las personas. Existen diferentes trastornos de ansiedad, y de hecho, las personas pueden llegar a experimentar más de una.
Los científicos, actualmente, desconocen las causas precisas de la ansiedad. Algunos factores probables incluyen la hiperactividad de ciertas partes del cerebro, el desequilibro de neurotransmisores, la genética, traumas, rasgos de personalidad, dolor crónico y abuso de sustancias estupefacientes.
La inflamación, por otra parte, es una reacción natural beneficiosa a estímulos dañinos, irritantes o patógenos. De esta forma, se trata de una respuesta protectora que ayuda al cerebro y al cuerpo a deshacerse de los estímulos ofensivos y a proteger el cuerpo.
Además, también ocurre en el cerebro. Aunque en esa parte puede ser protectora, los investigadores están interesados en conocer si esta podría influir en el desarrollo de trastornos mentales.
Ansiedad y trastornos
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por una angustia mental; sin embargo, también pueden estar asociados con un mayor riesgo de enfermedad coronaria, aterosclerosis y algunos trastornos metabólicos.
Debido a que estas afecciones involucran una inflamación sistémica, y va de la mano con la ansiedad, los científicos comenzaron a evaluar una variedad de marcados de inflamación y coagulación en más de 800 participantes.
Allí, el estudio mostró que las puntuaciones más altas se asocian a los niveles más altos de PCR, Il-6 y TNF-alfa en hombres, y más altos de PCR e IL-6 en mujeres.
El estudio, de pequeña escala, concluyó que existe una conexión entre los marcadores inflamatorios y la ansiedad. De hecho, los altos niveles de la ansiedad fóbica se asociaron a un aumento de los niveles de leptina y marcadores inflamatorios.