El aroma reconfortante de una taza de café recién hecho, el impulso energético de una bebida gaseosa o la concentración que ofrece el té verde; la cafeína es, sin duda, una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo.
Presente en una amplia variedad de productos, desde bebidas y alimentos hasta medicamentos, su capacidad para estimular el sistema nervioso central es muy valorada para combatir la fatiga y mejorar el estado de alerta. Sin embargo, como con cualquier sustancia, la clave reside en la moderación. La pregunta crucial que a menudo surge es: ¿cuánta cafeína es realmente segura para mí?
La respuesta no es única y universal, ya que factores como la edad y el peso corporal juegan un papel fundamental en la forma en que nuestro organismo procesa y responde a este estimulante.

¿Cómo afecta la cafeína a nuestro cuerpo?
Una vez ingerida, la cafeína se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo y viaja al cerebro, donde bloquea los efectos de la adenosina, un neurotransmisor que nos hace sentir cansados. Al hacerlo, aumenta la actividad de otros neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina, lo que lleva a un aumento de la energía, el estado de alerta y, en algunos casos, la concentración.
La velocidad a la que metabolizamos la cafeína varía de persona a persona debido a diferencias genéticas en las enzimas hepáticas. Esto explica por qué algunas personas pueden tomar una taza de café por la noche y dormir plácidamente, mientras que otras experimentan insomnio con una cantidad mucho menor.
Sin embargo, un consumo excesivo puede llevar a efectos secundarios indeseables como nerviosismo, ansiedad, taquicardia, insomnio, malestar estomacal y, en casos extremos, arritmias cardíacas o convulsiones.
Recomendaciones generales: Adultos sanos
Para la mayoría de los adultos sanos, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) sugieren un límite de hasta 400 miligramos (mg) de cafeína al día. Esto equivale aproximadamente a cuatro tazas de café promedio (de 240 ml cada una), diez latas de cola o dos bebidas energéticas grandes.
Es importante destacar que esta recomendación se refiere al consumo diario total, lo que significa que se deben sumar todas las fuentes de cafeína a lo largo del día. Además, se aconseja no superar los 200 mg en una sola dosis para evitar efectos adversos agudos.
Cafeína y peso corporal: Una relación directa
Si bien las pautas generales son útiles, el peso corporal es un factor significativo en cómo una persona tolera la cafeína. En términos generales, las personas con mayor peso corporal pueden tolerar dosis ligeramente más altas de cafeína que aquellas con menor peso, ya que la cafeína se distribuye en un volumen mayor de fluidos corporales.
Una recomendación común, aunque no oficial, utilizada por algunos expertos es considerar un consumo seguro de alrededor de 3 a 6 mg de cafeína por kilogramo de peso corporal al día.
Por ejemplo:
- Una persona de 50 kg podría consumir de 150 mg a 300 mg de cafeína al día.
- Una persona de 70 kg podría consumir de 210 mg a 420 mg de cafeína al día.
- Una persona de 90 kg podría consumir de 270 mg a 540 mg de cafeína al día.
Es crucial recordar que estos son solo puntos de referencia y que la sensibilidad individual siempre prevalece.
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Cafeína y edad: Consideraciones especiales
Adolescentes (12-18 años)
Los adolescentes son más sensibles a los efectos de la cafeína debido a su menor peso corporal y a un sistema nervioso en desarrollo. La Academia Americana de Pediatría (AAP) desaconseja el consumo de bebidas energéticas y café en niños y adolescentes.
Sin embargo, para aquellos que ya consumen cafeína, la recomendación general es limitar la ingesta a 100 mg por día como máximo. Esto equivale a aproximadamente una lata de refresco grande o una taza pequeña de café.
Es fundamental educar a los adolescentes sobre los riesgos del consumo excesivo, especialmente de bebidas energéticas que a menudo contienen altas dosis de cafeína y otros estimulantes.
Niños (menores de 12 años)
Para los niños pequeños, la cafeína es generalmente desaconsejada. Su organismo aún no está completamente desarrollado para procesarla eficientemente, y los efectos secundarios pueden ser más pronunciados. Incluso pequeñas cantidades pueden causar nerviosismo, problemas para dormir o malestar estomacal.
Si un niño consume cafeína accidentalmente, es vital controlar la cantidad y estar atento a cualquier síntoma adverso.
Mujeres embarazadas o en período de lactancia
Las mujeres embarazadas o en período de lactancia deben ser especialmente cautelosas con su consumo de cafeína, ya que esta puede atravesar la placenta y llegar al feto, o pasar a la leche materna.
La mayoría de las organizaciones de salud recomiendan un límite de 200 mg de cafeína al día para estas poblaciones. Algunas incluso sugieren evitarla por completo si es posible.
Adultos mayores
Los adultos mayores pueden experimentar una mayor sensibilidad a la cafeína debido a cambios en el metabolismo y la presencia de otras condiciones de salud o medicamentos que puedan interactuar.
No hay una recomendación específica de dosis máxima para los adultos mayores, pero es prudente que comiencen con dosis más bajas y observen cómo reacciona su cuerpo.
En última instancia, las pautas de consumo de cafeína son solo eso: pautas. La tolerancia individual es el factor más importante. Presta atención a cómo te sientes después de consumir cafeína.
Si experimentas nerviosismo, insomnio, palpitaciones o cualquier otro síntoma adverso, es una señal clara de que estás excediendo tu límite personal. Es aconsejable comenzar con dosis bajas y aumentarlas gradualmente si es necesario, siempre priorizando tu bienestar y salud.
Si tienes dudas o condiciones de salud preexistentes, consulta a un profesional médico para obtener una recomendación personalizada.
Fuente: sabervivirtv
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