Vivimos tiempos turbulentos y de desafíos. Ante eso, muchas emociones pueden dispararse. Sin inteligencia emocional, lo que sentimos nos domina. ¿Crees que controlar nuestras emociones es la solución? Sigue leyendo…

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Emociones descontroladas

Algunas personas han compartido sus experiencias luego de estos meses de resguardo. La primera, me dice que cuando va a salir a hacer las compras se siente mal. Siente ahogo, no puede respirar fluidamente y aún no se ha puesto la mascarilla. Se pone muy ansiosa ante el contacto con la gente y a veces hasta suda frío. Otra amiga me dice que tuvo un episodio desagradable. Sin razón aparente, empezó a sentir taquicardia, le costaba mucho respirar. Sudaba y se sentía con fiebre, aunque se tomaba la temperatura y estaba normal.

Todos estos síntomas son característicos de casos con ataques de ansiedad o pánico. Otras personas además sienten dolor en el pecho o el estómago, e incluso mareos u hormigueo.

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Sientes lo que piensas

Algunas personas creen que este tipo de ataque es consecuencia del estrés. Sin embargo, la causa, en la mayoría de los casos, está en lo que piensas.

Las emociones son una consecuencia de nuestros pensamientos. Lo que ocurre es que muchas veces no sabemos que es lo que pensamos. Esto porque muchos de nuestros pensamientos son inconscientes, es decir no están en la superficie, sino en la profundidad de nuestra psique.

Cuando estamos bombardeados por noticias atemorizantes, cuando nuestro tema central de conversación se vuelven las dificultades, vamos cargando nuestro subconsciente de negatividad. Entonces no es tan claro cual es el pensamiento específico que detona esas emociones, pero definitivamente una idea que lo hace.

También hay procesos químicos y fisiológicos que pueden ocurrir en nuestro cuerpo que influyen en ataques como los que estoy describiendo. Pero en su mayoría, estos episodios se corrigen cuando hacemos un cambio de hábitos y aprendemos a controlar la calidad de nuestros pensamientos.

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Si aún no estas convencida(o) de lo que digo, toma ahora una respiración profunda, recuerda un episodio que te haya producido mucha rabia. Mientras lo recuerdas, toma consciencia de como en tu cuerpo va manifestando nuevamente la rabia, sintiendo calor en alguna parte

Si sostienes ese recuerdo un rato, podrías sentir la rabia con la misma intensidad de la primera vez, eso es resentir. Ahora, vuelve a respirar profundo y recuerda un paseo hermoso en medio de la naturaleza, uno que hayas disfrutado mucho. Recuerda la sensación en tu cuerpo de sentir el sol o el agua si era en una playa o rio. Date cuenta que brota de ti naturalmente una sonrisa y una sensación de bienestar. Si sostienes ese recuerdo por suficiente tiempo, sentirás alegría.

Aprende a enfocar tu mente

Por el ejercicio anterior puedes ver la importancia de tener claro -por una parte- lo que estás pensando y por otra elegir conscientemente donde quieres poner tu atención. Eso producirá tu emoción, así que para sentir bonito, debes pensar bonito. Eso es controlar la mente.

Por ejemplo, si sales a la calle y ves a las personas muy cerca de ti, piensas en las formas como puedes contagiarte, cambia tu enfoque. Siente el sol, pon tu atención en los árboles, agradece que estás vivo(a) y sana(o). Agradece cada alimento que compras o comes, agradece a las personas que hacen su trabajo para que puedas llevar a casa lo que requieres.

Aquí te dejaré un artículo, que te ayudará en esta labor de hacer que tu mente te haga caso, juegue a tu favor y así logres el bienestar.

¿Controlar nuestras emociones?

Al principio del artículo escribí sobre este tema y quiero aclararlo. Inteligencia emocional para mí no controlar y/o suprimir algunas emociones incómodas.

Cuando pretendes que no las sientes, las estas suprimiendo y eso te daña porque estos sentimientos tendrán que salir de alguna manera. Muchas enfermedades tienen su origen en esas emociones enterradas en el cuerpo, así que por favor no hagas eso

Pero podrías creer que entonces la otra alternativa es darle rienda suelta a lo que sientes. Es decir que si hay rabia, puedes pelear con «el causante» de ésta o con otra persona. Esto se llama actuar la emoción y tampoco queremos que dañes tus relaciones dejándote llevar por lo que sientes.

Por supuesto que actuar emociones como la alegría, el amor, es maravilloso. También podrías actuar la tristeza, llorando lo que necesites para desahogar la presión que pudieras tener.

Controlar nuestras emociones – Imagen de Jerzy Górecki en Pixabay

Pero aquí te doy un ejercicio para no actuar la rabia y tampoco dejarla en tu cuerpo haciéndote que te dañe. Mientras sientes la rabia, quédate contigo, respira lenta y profundamente. Dile a tu rabia: puedes mostrarte, y siente con plena consciencia todas las sensaciones que pasan por tu cuerpo. No son cómodas, pero te iras acostumbrando. Sigue respirando lento y profundo para dosificar la energía. Mantente así, sintiendo conscientemente, respirando, procesándola por unos minutos. Verás que es como un volcán que hace erupción y luego se calma. Así, no te has lastimado, ni has herido a nadie.

¿Ves que no se trata de vaciar lo que sientes en nadie? Tú puedes desarrollar maestría en tu mente y en tus emociones. Es un entrenamiento que puede tomar tiempo, pero te aseguro que te hará muy bien y también a tus relaciones. Asi que vamos, toma la decisión y sigue aprendiendo. Muchos de mis artículos pueden ayudarte a lograrlo. O en mis redes @carlaadesanchez te dejo tips para ayudarte.

A tu salud…