No se trata de que el dolor crónico cause depresión, o viceversa, sino que comparten mecanismos biológicos y psicológicos que explican por qué las personas que sufren de uno, a menudo también sufren de lo otro

La relación entre depresión y dolor crónico es profunda y compleja. Lejos de ser dos condiciones separadas, la ciencia ha demostrado que están intrínsecamente conectadas. Generalmente, se influyen y se agravan mutuamente, creando un ciclo difícil de romper. (Imagen superior de Engin Akyurt en Pexels).

Depresión y Dolor Crónico
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Una Vía Neurológica Compartida

La conexión entre el dolor y la depresión reside en el cerebro. Los investigadores han descubierto que ambas condiciones comparten los mismos neurotransmisores y vías neurológicas. Por ejemplo, los bajos niveles de serotonina y norepinefrina en el cerebro se han relacionado tanto con la depresión como con una disminución de la capacidad para procesar el dolor. Así, cuando estos neurotransmisores están desregulados, el sistema de modulación del dolor del cerebro no funciona correctamente, haciendo que una persona sea más sensible al dolor.

Depresión y Dolor Crónico
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Además, los estudios de neuroimagen han demostrado que las áreas del cerebro responsables de la emoción (como la amígdala) y las del dolor (como la corteza cingulada anterior) se superponen. En general, esto sugiere que las respuestas cerebrales al dolor físico y al dolor emocional están interconectadas.

Un Círculo Vicioso

El ciclo entre ambas condiciones es evidente:

  • El dolor crónico conduce a la depresión: Vivir con dolor constante puede ser agotador y frustrante. Afecta la calidad del sueño, limita la participación en actividades sociales y laborales, y puede generar una sensación de desesperanza e impotencia. Con el tiempo, esta carga emocional puede desencadenar síntomas de depresión.
  • La depresión agrava el dolor crónico: A su vez, una persona deprimida tiene una menor tolerancia al dolor. La depresión puede reducir la energía, el deseo de realizar actividad física y el interés en las terapias. Esto conduce a un estilo de vida más sedentario. Esta inactividad puede empeorar el dolor y, a su vez, profundizar el estado depresivo.

Tratamientos Dirigidos a Ambos

Debido a esta conexión, los tratamientos más efectivos son aquellos que abordan ambas condiciones simultáneamente.

Los médicos a menudo recomiendan:

  • Antidepresivos: Ciertos antidepresivos (especialmente los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina o IRN) son efectivos para tratar tanto la depresión como algunos tipos de dolor crónico, como la fibromialgia y la neuropatía.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Esta terapia es una herramienta poderosa. En general, enseña a los pacientes a manejar los pensamientos y comportamientos negativos relacionados con el dolor y el estado de ánimo.
  • Ejercicio físico: La actividad física regular libera endorfinas y mejora el estado de ánimo, lo que puede ayudar a aliviar tanto el dolor como los síntomas de depresión.

Depresión y Dolor Crónico
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