Comprender los principios fundamentales de esta dieta y cómo se implementa en la práctica es esencial para quienes consideran explorar este enfoque nutricional en su vida diaria
La dieta alcalina es un régimen alimenticio que clasifica los alimentos según su supuesto efecto en el pH corporal después de la digestión. Ha ganado popularidad como una estrategia para mejorar la salud y prevenir enfermedades. Su enfoque principal radica en aumentar la ingesta de alimentos considerados alcalinizantes, como frutas y verduras. Así se limita el consumo de aquellos catalogados como acidificantes, como carnes y productos procesados.
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El Principio del Equilibrio: ¿Qué es la Dieta Alcalina?
La dieta alcalina es un plan alimenticio que se basa en la idea de que ciertos alimentos pueden afectar el pH del cuerpo, específicamente el pH de la sangre. Sus defensores argumentan que consumir una mayor proporción de alimentos «alcalinos» y limitar los alimentos «ácidos» puede ayudar a optimizar el pH del cuerpo. Esto supuestamente conduce a diversos beneficios para la salud, como la prevención de enfermedades, el aumento de la energía y la pérdida de peso.

El pH es una medida de la acidez o alcalinidad de una sustancia, con una escala que va de 0 (muy ácido) a 14 (muy alcalino), siendo 7 el punto neutro. La dieta alcalina clasifica los alimentos según el residuo ácido o alcalino que dejan en el cuerpo después de ser metabolizados, sin necesariamente correlacionarse con el pH del alimento en sí.
Alimentos Permitidos y Restringidos: La Pirámide Alcalina
La dieta alcalina enfatiza el consumo abundante de frutas y verduras, que generalmente se consideran alcalinizantes. Se recomienda incluir una amplia variedad de vegetales de hoja verde (espinacas, kale), crucíferas (brócoli, coliflor), raíces (zanahorias, remolacha), frutas (bayas, cítricos, melones) y tubérculos (papa, batata). También se permiten frutos secos, semillas, legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles) y algunos granos integrales como la quinoa y el arroz integral.

Se aconseja el consumo de agua alcalina y tés de hierbas. Por otro lado, la dieta restringe o prohíbe alimentos considerados acidificantes, como las carnes rojas y procesadas, aves, pescado, lácteos, huevos, la mayoría de los granos (trigo, maíz, arroz blanco), alimentos procesados, azúcares refinados, cafeína y alcohol. La proporción ideal que se suele recomendar es de un 70-80% de alimentos alcalinos y un 20-30% de alimentos ácidos o neutros.
Cómo Implementar la Dieta Alcalina: Una Transición Gradual
Adoptar la dieta alcalina generalmente implica una transición gradual para permitir que el cuerpo se ajuste a los cambios en la alimentación. Un primer paso común es aumentar significativamente el consumo de frutas y verduras, incorporándolas en cada comida y como refrigerios. Se recomienda priorizar las opciones frescas y de temporada. Paralelamente, se comienza a reducir la ingesta de alimentos procesados, bebidas azucaradas y grasas saturadas. La sustitución de granos refinados por granos integrales y la elección de fuentes de proteína vegetal en lugar de animal en algunas comidas también son estrategias importantes.

Algunas personas optan por medir el pH de su orina con tiras reactivas para intentar monitorizar el efecto de su dieta, aunque la relevancia de esto para el pH sanguíneo es cuestionable. Es fundamental mantenerse bien hidratado, preferiblemente con agua. La planificación de comidas y la preparación de alimentos en casa facilitan el cumplimiento de la dieta. Es importante señalar que, si bien la dieta alcalina promueve el consumo de alimentos saludables, la restricción de grupos alimenticios importantes como las carnes y los lácteos puede generar deficiencias nutricionales si no se planifica cuidadosamente y bajo la supervisión de un profesional de la salud.
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