El estudio publicado en la revista Annals of Neurology por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha puesto de relieve la preocupante relación entre el estrés experimentado durante la mediana edad y el mayor riesgo de desarrollar Alzheimer en etapas posteriores de la vida.
Se analizaron más de 3.500 personas de entre 55 y 65 años, encontró que aquellos que experimentaron altos niveles de estrés durante la mediana edad tenían un 50% más de probabilidades de desarrollar Alzheimer en comparación con aquellos que reportaron niveles bajos de estrés.
¿Cómo el estrés crónico afecta al cerebro?
El estrés crónico desencadena una serie de reacciones bioquímicas en el organismo que, con el tiempo, pueden tener efectos perjudiciales en el cerebro. Entre los mecanismos involucrados se encuentran:
- Aumento del cortisol: Esta hormona, liberada en respuesta al estrés, puede dañar las neuronas y alterar la producción de neurotransmisores esenciales para la memoria y la cognición.
- Inflamación crónica: El estrés prolongado genera un estado inflamatorio en el cuerpo que puede afectar negativamente a las células cerebrales.
- Disminución de la neurogénesis: El estrés reduce la capacidad del cerebro para generar nuevas neuronas, un proceso crucial para el aprendizaje y la memoria.
¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo de Alzheimer?
Si bien la predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo de Alzheimer, existen medidas que podemos tomar para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. Entre ellas se encuentran:
Manejar el estrés e implementar técnicas de relajación como mindfulness o ejercicio físico regular, puede contribuir a proteger la salud cerebral.
Realizar actividad física regular pues el ejercicio físico no solo beneficia la salud física, sino que también estimula la producción de neurotransmisores y el flujo sanguíneo al cerebro, factores importantes para la salud cerebral
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¿Cómo se relaciona el estrés infantil con la neuroinflamación?
Las investigaciones sugieren que el estrés crónico durante la infancia puede alterar el desarrollo del sistema inmune cerebral, haciéndolo más propenso a la inflamación en la edad adulta. Esta inflamación crónica, a su vez, podría contribuir al daño neuronal y a la progresión de enfermedades neurodegenerativas.
Fuente: Web Consultas
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