Prácticas como la atención plena (mindfulness) y la visualización de deseos no solo cambian la perspectiva mental, sino que alteran la respuesta biológica del organismo ante el estrés
El poder de lo cotidiano | Foto de Maksim Goncharenok en Pexels
A menudo se asume que para alcanzar un estado de equilibrio mental y físico se requieren transformaciones drásticas. Sin embargo, la evidencia científica contemporánea sugiere que la clave reside en la acumulación de micro-hábitos diarios.
El impacto biológico de vivir el presente
Vivir plenamente el presente, o practicar el mindfulness, tiene efectos medibles en la salud sistémica. Según investigaciones de la Universidad de Harvard, el ser humano pasa aproximadamente el 46.9% de sus horas de vigilia pensando en algo distinto a lo que está haciendo, lo cual está vinculado a niveles más bajos de felicidad.

Cuando enfocamos la atención en el «aquí y ahora», se producen los siguientes cambios paso a paso:
- Reducción de la rumiación: Al detener el flujo de pensamientos sobre el pasado o el futuro, se desactiva la «red neuronal por defecto» asociada a la autocrítica.
- Respuesta del sistema nervioso: El cuerpo transita del estado de alerta (simpático) al de restauración (parasimpático), reduciendo la producción de cortisol y adrenalina.
- Mejora inmunitaria: La reducción del estrés crónico permite que las células del sistema inmunitario funcionen con mayor eficiencia.
La visualización como herramienta de neuroplasticidad
La capacidad de manifestar deseos a través de la visualización consciente no es un proceso meramente místico; se fundamenta en la capacidad del cerebro para la neuroplasticidad. El cerebro a menudo no distingue claramente entre una experiencia real y una vívidamente imaginada en términos de activación neuronal.

Al visualizar nuestras metas con claridad, el cerebro activa el sistema de activación reticular (SAR), que actúa como un filtro de información. Esto nos permite identificar oportunidades en nuestro entorno que antes pasaban desapercibidas porque nuestra atención no estaba alineada con esos objetivos específicos.
Beneficios psicológicos y emocionales
Practicar la consciencia sobre nuestros deseos y el momento presente genera un aumento en la autoeficacia. Sentir que tenemos el control sobre nuestras reacciones inmediatas y sobre la dirección de nuestras aspiraciones reduce la ansiedad y mejora el estado de ánimo general, creando una sensación de armonía interna que se refleja en nuestras relaciones y productividad.
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