La migraña es más que un simple dolor de cabeza; es una enfermedad neurológica debilitante que afecta la calidad de vida de millones de personas. Si bien el tratamiento médico es fundamental, las terapias complementarias han demostrado ser altamente efectivas para reducir la frecuencia, la intensidad y la duración de los ataques. Entre ellas, la práctica milenaria del yoga se destaca como una herramienta poderosa y holística.

El yoga, con su enfoque en la conexión entre el cuerpo y la mente, ofrece un triple beneficio: reduce el estrés (uno de los principales desencadenantes de la migraña), mejora la circulación y alivia la tensión muscular que a menudo acompaña el dolor. Estudios clínicos han asociado la terapia de yoga con una reducción sustancial en la frecuencia e intensidad de los dolores de cabeza.

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1. El poder de la calma: Yoga restaurativo y Nidra

Cuando una persona experimenta dolor crónico, el sistema nervioso se encuentra en un estado constante de alerta o «lucha o huida». El tipo de yoga más beneficioso para los pacientes con migraña no es el estilo rápido o intenso (como el Vinyasa o Bikram), sino aquel que promueve la relajación profunda y la calma:

  • Yoga restaurativo: Utiliza accesorios (mantas, bloques, bolsters) para sostener el cuerpo en posturas cómodas durante períodos largos. Este enfoque busca liberar la tensión muscular profunda sin esfuerzo, activando el sistema nervioso parasimpático, el responsable de la relajación y la curación. Es un verdadero «oasis» para el cuerpo y la mente.
  • Yoga Nidra (sueño yóguico): Es la forma más suave de yoga. Se realiza tumbado y es esencialmente una meditación guiada de relajación profunda consciente. Ayuda a «recablear» las vías cerebrales del dolor, ofreciendo una reducción notable de la ansiedad que suele acompañar a la migraña.

2. Posturas clave para la prevención y el alivio de la tensión

La clave del yoga para la migraña es la prevención. Es importante evitar posturas muy exigentes o invertidas de cabeza cuando el dolor es agudo. En su lugar, se priorizan las asanas suaves que liberan la tensión del cuello, los hombros y la espalda alta.

Posturas beneficiosas (asanas):

  • Balasana (postura del niño): Ideal para liberar la tensión en la espalda, el cuello y los hombros. Permite que la frente descanse en el suelo (o sobre un bloque), lo que tiene un efecto calmante directo sobre el sistema nervioso.
  • Setu Bandhasana (postura del puente): Una inversión suave que fortalece la espalda y ayuda a estirar el pecho y el cuello. Si se realiza de forma restaurativa (con un bloque bajo el sacro), promueve el flujo sanguíneo hacia la cabeza de manera controlada, aliviando la tensión.
  • Viparita Karani (piernas arriba de la pared): Una postura invertida pasiva. Mejora la circulación sanguínea hacia el cerebro y el corazón, y tiene un efecto profundamente relajante. Ayuda a reducir la fatiga ocular y la sensación de cabeza pesada.
  • Savasana (postura del cadáver): Es la postura más importante. Al final de cada sesión, permite que el cuerpo absorba los beneficios de la práctica. Aquí es donde se produce la relajación real de los músculos faciales, el cuello y el cuero cabelludo.

3. La herramienta esencial: Respiración (Pranayama)

El control de la respiración es quizás el componente más potente del yoga para controlar el dolor y el estrés.

  • Nadi Shodhana (respiración alterna por fosas nasales): Esta técnica de pranayama equilibra los hemisferios cerebrales y calma el sistema nervioso. Se ha demostrado que reduce la ansiedad y purifica los canales de energía, lo cual es esencial para quienes experimentan migrañas relacionadas con el estrés.
  • Ujjayi Pranayama (respiración victoriosa): La respiración consciente y audible, que pasa suavemente por la garganta. Al enfocarse en el ritmo de la respiración, la mente se distrae del dolor y se promueve un estado de meditación activa.

Al integrar estos métodos de relajación, estiramiento y respiración, el yoga no solo alivia los síntomas de la migraña, sino que ofrece a los pacientes herramientas de autocuidado y una mayor resiliencia mental para manejar el malestar, transformando su relación con el dolor y promoviendo un bienestar físico y emocional duradero.

Fuente: sportlife

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