Leer las etiquetas de los productos es algo que ha tomado mucha popularidad en los últimos tiempos, gracias a la influencia de dermatólogos y farmacéuticos en las redes sociales. Sin embargo, las personas tienen que tomar algunos consejos en cuenta a la hora de comprar alguna crema.
Lee también… Neuroma de Morton: ¿Qué es y cómo afecta a los pies?
Cuando una persona va a comprar una crema, es recomendable leer la etiqueta, que cada país le exige a los productores que tenga la mercancía. De hecho, esto no da una pista concreta sobre la composición del producto, sino te da una especie de «muestra» sobre lo que realmente tiene.
Atento con el contenido de las etiquetas
El orden de los ingredientes, por ejemplo, te sirve para valorar la eficacia. Su disposición, que no es aleatoria, depende de la cantidad de ingredientes que hay en la fórmula. El primer puesto lo ocupa aquél del que más hay, y así hasta la última posición.
Para una persona sin conocimientos específicos, lo mismo daría si se dispusieran en cualquier orden, ya que no se indica la concentración.
Lo normal es que el agua sea el primero, ya que supone el 90% de una crema. Aparece escrito como agua y además es fundamental para el proceso de hidratación, siendo un vehículo para las demás sustancias.
Que un ingrediente aparezca al final, no quiere decir que es menos efectivo. Mucho menos se debe pensar que los vendedores quieren enganchar a sus clientes; hay que entender que de que sea el último, solo tiene que ver con la cantidad de otros ingredientes.
Igualmente sucede con la etiqueta «natural», que no lo hace mejor cosmético. Pero si esa es tu elección, puedes conocer cuáles ingredientes son sintéticos. Las sustancias sintéticas aparecen en inglés, y los derivados en latín.
Tener un listado con pocos ingredientes, como muchos defienden, no es necesariamente el mejor criterio para decidirte por una u otra crema. Muchos de los ingredientes no activos son absolutamente necesarios
Con información de: CuidatePlus