Nadie se baña en el río dos veces

porque todo cambia en el río y en quien se baña en él

Heráclito

Dos historias que nos hablan del fluir y de la felicidad…

Juan es de lunes a viernes un consultor apasionado y por convicción tanto como un apasionado bailador; es decir, no es un bailarín profesional y tampoco vive de eso, pero ama bailar. Lo disfruta de tal manera, que cuando sale a bailar cuenta que entra en la pista de baile a las 10:00 pm y solo se sienta eventualmente a tomar agua para seguir bailando hasta que cierren el local. Dice que no siente pasar el tiempo, que se olvida del mundo, que su disfrute es inmenso. Se olvida de las redes sociales y hasta del whatsapp. El mundo se convierte en una pista de baile, salsa y una buena pareja de baile. El tiempo de baile siempre es poco para él y ya piensa y planifica la próxima salida a bailar.

Imagen destacada cortesía de stokpic en Pixabay

Andrés es un administrador quien logro su titulo con honores académicos. Lo que le sumó a conseguir un excelente puesto de trabajo, pero no logra concentrarse incluso para resolver tareas que en su ámbito son consideradas sencillas. Aunque llega puntualmente a su oficina, ansiosamente espera la hora de salida para ya no estar ahí. Con dificultad logra los objetivos laborales, pero lo que más desea es no estar ahí. Su mente se ocupa en pensar en alcanzar su verdadero sueño: ser cocinero e incluso piensa que con todo lo que sabe como administrador logrará grandes cosas como cocinero. Mientras tanto, su vida es muy triste y las horas en la oficina se le hacen eternas.

Imagen referencial cortesía de Cindy Lever en Pixabay

¿Y qué es fluir?

Para responder esta pregunta vamos a recordar como fluyen las aguas de un rio entre las rocas (y no contra ellas); vamos a recordar como fluye el viento a través de los arboles, bordeando edificios subiendo y bajando montañas sin mayor esfuerzo, solo usando la fuerza que le es propia cada vez que fluyen.

Ahora imagina que eres agua o viento fluyendo. ¿Qué harías conscientemente si en el camino de tu fluir consigues rocas o paredes?, ¿te detienes? Pues si realmente estas fluyendo no.

De eso se trata el fluir, de ir orientado sin mayor esfuerzo a ese lugar que conscientemente quieres llegar, esto implica concentración gozosa como la de Juan cuando atiende a sus clientes o cuando baila, prestas atención a tu entorno para no tropezar con otros bailando en la pista y así permitir que otros bailen sin mayores interrupciones y tu seguir disfrutando el baile. Fluir es como el bailar Juan, implica olvidarse del tiempo y casi que de si mismo querer que el tiempo no acabe.

Cuando fluimos la retribución viene dada por la misma acción (de fluir) que ejecutamos cada vez, no esperamos nada a cambio aunque sea una consecuencia, como el excelente pago que recibe Juan como consultor donde también se le va el tiempo aunque debe dar respuestas en determinados lapsos.

Cuando fluyes eres feliz sin duda, o al menos esa es la emoción generalizada, la más frecuente y permanente.

Imagen referencial cortesía de Pexels en Pixabay

Como agua en represa

 Como agua en represa estamos a veces, no fluimos, estamos literalmente paralizados. Y es que el fluir se alimenta de desafíos impuestos o autoimpuestos. Ellos dan fuerza y ganas de seguir y para eso se requiere claridad de propósito.

El muro que estanca el fluir del agua aunque sea externo (claro que puede ser externo como las piedras en el río) siempre termina siendo propio. Recuerda que el agua ni el viento se detienen frente a la roca, de hecho bien sabemos que cuando el caudal es abundante y fuerte arrasa con lo que encuentra en su camino.

Si estas represado que sea para evaluarte en tu capacidad de fluir entre las piedras y las hojas de los arboles, que sea para tomar aliento y recuperar fuerzas, para replantear el plan y siempre para llegar. Aun cuando decidas que tu destino es la represa, que sea una decisión que te haga feliz. Si es así, estas fluyendo, porque aun en las represas el agua se mueve, cambia de estado y se transforma como lo describe el ciclo del agua.

Cuando fluimos sentimos que la vida merece ser vivida. Cuando fluimos hacemos cosas que no se relacionan directamente con la obtención de fama y fortuna pero si aquellas que dan significado y valor a vida propia, sentimiento espontaneo de poco esfuerzo y en ese fluir conjugamos la vida en presente y nos hacemos presencia.

Componente de una experiencia de flujo

Según Mihály Csíkszentmihályi , los componentes de una experiencia de flujo son los siguientes:

  1. Objetivos clarosy alcanzables con el conjunto de habilidades y destrezas propias.
  2. Concentración y enfoque en lo que se hace.
  3. Retroalimentación directa e inmediata, para escurrirte entre las piedras ajustando el recorrido, no el camino.
  4. Equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío. Esto implica que la actividad no es demasiado fácil ni demasiado complicada).
  5. La actividad es gratificante en sí misma, por lo que resulta fácil y agradable hacerlo.

Con los siguientes resultados:

  1. Distorsión del sentido del tiempo, pasa sin darnos cuenta.
  2. Se siente control
  3. Cuando se está en el estado de flujo, las personas llegan a estar absorbidas en sus actividades, y el foco de conciencia se reduce a la actividad misma, acción y conciencia se fusionan(Csikszentmihalyi, 1975. p.72).
Imagen referencial cortesía de Sasin Tipchai en Pixabay

No todos los componentes son necesarios para conseguir una experiencia de flujo.

Seguimos fluyendo hasta la próxima entrega y recuerda nuestra cita de todos los lunes a las 9pm en nuestro Instagram Live.

Instagram / Twitter:  @hernanjhernandez

A tu salud…