El humo o tabaquismo pasivo no sería la única preocupación de los no fumadores dentro de los restaurantes o terrazas. Ahora la duda es sobre el posible mayor contagio del COVID-19; la transmisión del virus ha sido motivo de estudio desde que comenzó la pandemia, sobre todo al respecto de las personas con el hábito de fumar.

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El coronavirus se transmite por aerosoles y fumar promueve esta vía de propagación; la cuestión está en la agenda de las autoridades sanitarias, que ya adoptaron medidas en algunas partes del mundo.

Actualmente no hay dudas sobre el contagio del COVID-19, que es capaz de recorrer grandes distancias por aire. Para Andrés Zamorano, experto del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, «ya hay una evidencia amplia sobre la transmisión pro aerosoles del coronavirus».

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Estos aerosoles, o partículas suspendidas en el aire, las consumen las personas cuando respiran o hablan. Las gotas más grandes caen al suelo, mientras que las gotículas, las más pequeñas, pueden permanecer en el aire durante horas.

Muchas terrazas de bares no están cubiertas ni poco ventilados, aunque se aíslan mediante paneles o plásticos por tres o cuatro de sus lados.

Fumar, todo un peligro

«Al fumar cuando le da una calada al cigarrillo, activa una carga viral más alta que la que emite alguien que no fuma», señaló Carlos Jiménez, neumonólogo.

Hay indicios de que el humo actúa como medio de transporte del virus, permitiéndole alcanzar distancias más largas. «El virus puede surfear en el humo del tabaco», refieren.

Entre otras razones para eliminar el tabaco, están todas las enfermedades derivadas a este. «Está claramente demostrado que es más posible contagiarte si fumas que si eres alguien que no», refieren.

Además, hay pruebas científicas que señalan que los fumadores padecen la forma más grave de COVID-19 y tienen un índice de mortalidad más alto.

Con información de: CuidatePlus

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