La hernia discal se manifiesta como un dolo que puede ser incapacitante para el paciente y su prevalencia mundial es bastante alta.

Todas las personas están expuestas a sufrir una hernia de disco, pero conociendo sus causas de origen podemos prevenirla.

Por fortuna existen tratamientos físico terapéuticos y farmacológicos que ayudan al paciente a su pronta recuperación.

¿Qué causa la hernia discal?

Las razones detrás de la aparición de una hernia discal son diversas, generalmente vinculadas a esfuerzos inusuales que conllevan una carga excesiva.

Desde una perspectiva científica, la hernia se desarrolla cuando el núcleo pulposo se desplaza hacia atrás (protrusión discal) debido a la degeneración del anillo fibroso del disco intervertebral.

Este desplazamiento puede llegar a salir del espacio intervertebral, transformándose en un fragmento libre dentro del canal raquídeo. Esta afección tiende a asociarse con la degeneración vertebral, el exceso de esfuerzo físico o traumatismos, siendo más común a partir de los 30 años.

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¿Cómo identificar si tienes este tipo de hernias?

La manifestación inicial de una hernia discal puede incluir lumbalgia (dolor en la región lumbar) y dolor al tocar, junto con otros síntomas como la contracción de los músculos adyacentes a la columna.

Pero además, es característico que este dolor aumente al flexionar la columna y al estar de pie, mejorando al estar acostado. Además, es frecuente que el dolor se expanda hacia la extremidad inferior, conocido como ciática, siguiendo el curso de la raíz comprimida.

El dolor se reproduce típicamente con maniobras exploratorias como la maniobra de Lasègue y la maniobra de Bragard, que estiran principalmente las raíces L5 y S1, las áreas más propensas a hernias discales lumbares.

Tratamiento físico terapéutico de la hernia discal

El enfoque inicial para tratar la hernia discal debe ser conservador, con mejoras observadas en el 50% al 90% de los pacientes. En casos de ciática, el reposo en cama no ha demostrado ser efectivo para aliviar el dolor o la incapacidad funcional.

Se enfatiza la educación del paciente mediante ajustes posturales y de actividad para reducir los síntomas, junto con períodos opcionales de reposo en cama, no superiores a 2 días.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico puede incluir paracetamol y antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno. En situaciones específicas y por períodos cortos, se pueden administrar corticoides orales, como la dexametasona, para potenciar el efecto antiinflamatorio. Opciones adicionales, como relajantes musculares y analgésicos opiáceos, son consideradas de manera opcional y limitada en el tiempo.

Fuente: WebConsulta