A diferencia del trigo moderno, la espelta conserva su cáscara exterior, lo que la protege de plagas y enfermedades, y contribuye a su valor nutricional. Este cereal ancestral se destaca por su sabor ligeramente a nuez y su versatilidad en la cocina
La espelta (Triticum spelta), a menudo conocida como el «trigo antiguo», es una variedad de trigo cultivada durante miles de años, remontándose a la Edad del Bronce. Aunque se consumió ampliamente en Europa antes de la industrialización de la agricultura, su popularidad disminuyó en el siglo XX a favor del trigo común de alto rendimiento. Sin embargo, en las últimas décadas, la espelta ha experimentado un resurgimiento notable. Es así debido a su perfil nutricional superior y a los beneficios que ofrece para la salud. (Imagen superior de Hans en Pixabay).
Propiedades Nutricionales y Beneficios para la Salud
La espelta es un cereal integral que destaca por su riqueza en nutrientes esenciales. Es una excelente fuente de fibra dietética, tanto soluble como insoluble, lo cual es fundamental para la salud digestiva. La fibra contribuye a regular el tránsito intestinal, prevenir el estreñimiento y promover la salud de la microbiota intestinal. Además, su alto contenido de fibra ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre. Esto es beneficioso para la prevención y el manejo de la diabetes tipo 2 y para mantener niveles de energía estables.

Desde el punto de vista proteico, la espelta contiene una cantidad significativa de proteínas de alta calidad, superando al trigo común en algunos aspectos. Es una buena fuente de aminoácidos esenciales, lo que la convierte en una opción valiosa para dietas vegetarianas y veganas. En cuanto a las vitaminas y minerales, la espelta es rica en vitaminas del grupo B. Especialmente la vitamina B1 (tiamina), B2 (riboflavina) y B3 (niacina), que son cruciales para el metabolismo energético y el funcionamiento del sistema nervioso.

También aporta minerales importantes como el magnesio, esencial para la función muscular y nerviosa. Además, contiene fósforo, vital para huesos y dientes. También proporciona hierro, necesario para el transporte de oxígeno en la sangre; y el zinc, importante para el sistema inmunitario. La presencia de compuestos antioxidantes, como los ácidos fenólicos, también contribuye a sus propiedades saludables, ayudando a combatir el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo. Su perfil nutricional la convierte en un alimento completo y energizante.
Ventajas y Consideraciones en su Consumo
Una de las particularidades de la espelta es su digestibilidad. Aunque contiene gluten, su estructura molecular es diferente a la del gluten del trigo común, lo que, para algunas personas con sensibilidad leve al gluten (no celíacos), puede resultar en una mejor digestión y menos molestias gastrointestinales. Sin embargo, es crucial destacar que la espelta no es apta para personas con enfermedad celíaca o intolerancia severa al gluten, ya que contiene esta proteína. Su contenido de fibra y carbohidratos complejos también contribuye a una sensación de saciedad prolongada, lo que puede ser beneficioso para el control del peso al reducir el apetito y la ingesta excesiva de calorías.

Además de sus beneficios para la salud, la espelta es un cereal muy versátil en la cocina. Su harina puede utilizarse para elaborar pan, pasta, galletas y otros productos de panadería, a menudo con un sabor más intenso y una textura más densa que los elaborados con trigo común. También se puede consumir el grano entero cocido, incorporándolo en ensaladas, sopas o como acompañamiento en platos principales. La elección de la espelta en la dieta representa un paso hacia una alimentación más rica en nutrientes, aprovechando las propiedades de un cereal que ha resistido la prueba del tiempo y que, en la actualidad, se redescubre como un valioso aliado para la salud.
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