La sal es tan adictiva como el azúcar, no en vano muchos nutricionistas los han catalogado a ambos como los grandes “venenos blancos”. Según los especialistas en la materia, la ingesta de sal al igual que el consumo de cocaína, genera un cambio en las células nerviosas situadas en el hipotálamo, induciendo la producción de un exceso de dopamina, más elevando ésta a su vez la sensación de placer y recompensa. He allí el origen de la adicción o dependencia.

¿Qué debemos saber de su consumo excesivo?

El sodio es un mineral esencial para la vida y lo obtenemos de la sal común o lo que es lo mismo es el cloruro de sodio. Su presencia es indispensable para mantener equilibrados los fluidos o líquidos corporales y hacer posible la transmisión de los impulsos nerviosos a través precisamente de los nervios e interviene en la función muscular permitiendo que éstos respondan adecuadamente a los impulsos nerviosos.

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Ahora bien, si consumes sal exceso, aumenta su nivel en sangre y para compensar ese incremento de sodio se retiene agua, lo que aumenta la cantidad de sangre circulando en los vasos sanguíneos y por consiguiente la tensión arterial. En consecuencia, cuanta más sal comes, más alta es tu tensión.

Problema de la tensión alta…

La hipertensión puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos y propiciar la acumulación de la placa de ateroma que con el paso del tiempo puede bloquear el flujo sangre, pero además ejerce presión adicional al corazón llevándolo a trabajar más fuerte para bombear la sangre a todo el cuerpo.

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De esta manera, la tensión arterial alta es uno de los principales desencadenantes de las enfermedades cardiovasculares y del daño renal.

¿Cómo reducir el consumo de sal?

El gusto por la sal es adquirido, de modo que es posible modificarlo y reeducar el paladar, bajando paulatinamente su consumo. La mayoría de los alimentos que comemos y sobre todo los procesados tienen mucho sodio. Por ello, el 45% de los infartos de miocardio y la mitad de los ictus cerebrales o ACV están relacionados con la hipertensión arterial y por tanto con el exceso de sal y el sobrepeso.

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Consejos prácticos para bajar la sal de tu vida…

A medida que consumimos menos sal, el gusto por lo salado también merma, entonces, toma nota:

1. Baja el consumo de alimentos procesados y come más alimentos frescos.

2. Directamente, haz lo que yo, NO compro sal para cocinar, en mi casa NO hay, solo marina para el aguacate.

3. La sal marina, por su fuerte sabor, permite emplear menos cantidad.

4. Sazono mis alimentos con especias y hierbas aromáticas.

5. Preparo o cocino la mayor parte de mis alimentos al vapor, para que el sabor natural del mismo más su contenido se mantenga intacto.

6. Si inevitablemente debes comprar alimentos procesados, reviso muy bien la tabla nutricional que tiene en el empaque y selecciono los que tienen el menor contenido de sodio.

Finalmente…

Crecí en una familia de hipertensos, por tanto, me acostumbré desde pequeña a comer sin sal, y créanme que no sólo no hace falta, sino que además cuando prescindimos de ella, apreciamos mejor el sabor de los alimentos.

A tu salud…