Revisando lo que nos enseña a traer paz a nuestra vida

Lo que nos recuerda la semana santa – por Carla Acebey de Sánchez

Imagen superior de Gerd Altmann en Pixabay

Escribo este artículo a unos días de Semana Santa y en medio de desafíos y turbulencia en algunos países del mundo. Siempre trato de abordar lo que vivo y observo desde la consciencia. Espero inspirar a personas para ayudarlas a empoderarse y llegar a un mayor nivel de bienestar. Deseo de todo corazón ayudar a producir el milagro de la evolución y reconciliación en todos los países.

Una de las figuras de quien más he aprendido y me ha inspirado es Jesús. Semana Santa es un época donde se conmemora todo cuanto vivió en sus últimos días y luego su resurrección. En un momento de tanta conflictividad (en Suramérica y el mundo) creo que es propicio revisar su mensaje. Tal vez en este momento podamos encontrar algo que nos ayude a cultivar la paz y dar pasos hacia la reconciliación.

Lo que nos recuerda la Semana Santa – Imagen referencial de Bob Bello en Pixabay

Si bien he iniciado este artículo hablando del colectivo, esta información es valiosa para ti, en lo individual. Todo conflicto que experimentes te aleja cualquier posibilidad de vivir feliz y en plenitud. Entonces, ¿cómo hacemos para aplicar el ejemplo de Jesús en tiempos tan turbulentos?

La enseñanza más importante: el amor

Cuando alguien nos ha lastimado o traicionado, parece inconcebible sentir amor por esta persona. El dolor o la rabia nos consume. Incluso puede invadirnos un deseo de venganza. Si dejamos que el proceso avance naturalmente, el dolor va a ceder y dará paso a otras emociones. Luego, si se vive con consciencia, puede verse el aprendizaje de la experiencia y de allí se puede sanar esa herida.

Es normal sentir rabia en un momento de dolor, pero si te mantienes alimentando esa emoción se vuelve resentimiento u odio. Es decir no se transforma sino que se queda en ti convirtiéndose en un veneno emocional que afecta tu cuerpo y vida. La idea no es que te apresures a soltar el dolor (si realmente eso no es lo que sientes) hasta llegar a la paz o el amor por el otro. Pero tal vez ayude saber que el resentimiento te consume y daña a ti. Entonces, como una forma de amarte sanamente, libérate de emociones nocivas.

En este caso, el amor por ti puede ser el que te guíe a tomar decisiones que te lleven a cerrar la vivencia y sanar esa herida. Ojalá algún día logres reconectar con el amor por otro, para que lo que quede de la experiencia sea lo mejor que se vivió y el aprendizaje.

Lo que nos recuerda la Semana Santa – Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Lo que nos recuerda la Semana Santa

Amar al prójimo como a mi mismo

Es fácil amar a quien es amoroso y tierno con nosotros, allí no hay ningún desafío. El reto son los otros casos.

Por otra parte, no puedes amar más a otro que a ti. Es decir, si amas a un hombre que te golpea, o es infiel, tu amor por ti es el que te da el impulso para alejarte de esa relación.

Cuando estas a salvo y como parte de ese proceso de perdonar, podrías imaginar el dolor en el que esa persona está para actuar como lo hace. Tal vez si indagas su vida verás de dónde sale (si es ese es el caso) su rabia o incluso crueldad.

Para llegar a amar a otro, hay que perdonar, soltar muchos juicios y renunciar al deseo de tener la razón.

Señor perdónalos que no saben lo que hacen

Esta poderosa frase la dijo Jesús en la cruz unos minutos antes de morir. Da un ejemplo de profunda compasión y sabiduría. Tal vez no estemos listos para hacer esto, pero si realmente quieres sentir paz en tu corazón, a veces en lugar de engancharte con alguien y continuar la discusión, es mejor soltar, liberar los juicios y evitar las recriminaciones.

Para mi llegar a la compasión es un proceso del corazón, no de la mente, porque allí siempre habrán razones y defensas.

Creo que la esencia humana es la bondad y que algo ocurre que aleja a las personas de ser buenos. Entonces cuando no puedo entender que ha ocurrido con ese ser, en lugar de recriminar, culpar y agredir, repito esa frase de Jesús. Así, dejo que fuerzas mayores operen porque sé que más temprano que tarde se recoge lo que se siembra.

A veces un dolor o rabia es tan grande que no creemos que se puede sentir nuevamente paz. Pero si de veras quieres llegar allí, es necesario perdonar. Perdonar es borrar la huella emocional de una experiencia. Es recordar lo vivido sin que te atrape nuevamente ni la rabia, tristeza ni ninguna otra emoción similar.

Rezo porque en esta Semana Santa podamos avanzar unos pasos en dirección de esa reconciliación y paz que necesitamos.

Nota: Para estos y otros artículos abordando otros temas de la misma autora, también puedes visitar www.carlaacebeydesanchez.com

A tu salud…