¿Has pensado alguna vez hacer algún tipo de ejercicio durante la jornada de trabajo? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de actividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial, y puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, depresión y algunos tipos de cáncer.

Por eso, es recomendable hacer al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio intenso por semana.

Sin embargo, muchas personas tienen dificultades para cumplir con estas recomendaciones, debido a sus largas jornadas laborales, sus compromisos familiares o su falta de energía.

Si este es tu caso, no te preocupes, porque hay algunas maneras de hacer ejercicio en el trabajo y aumentar tu actividad física sin que afecte a tu rendimiento profesional.

A continuación, te presentamos cinco opciones que puedes poner en práctica desde hoy mismo.

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1. Desplázate a pie

Una forma sencilla y efectiva de hacer ejercicio en el trabajo es aprovechar el desplazamiento para moverte un poco más.

Si vives cerca de tu lugar de trabajo, puedes optar por ir caminando o en bicicleta, en lugar de usar el coche o el transporte público. Así, además de ahorrar dinero y contaminar menos, estarás haciendo un ejercicio aeróbico que mejorará tu salud cardiovascular y respiratoria, y quemarás calorías.

Si vives lejos de tu trabajo, también puedes buscar alternativas para caminar o pedalear más. Por ejemplo, puedes bajarte una o dos paradas antes del autobús o del metro y completar el trayecto a pie, o puedes aparcar el coche más lejos de lo habitual y hacer lo mismo.

También puedes usar las escaleras en lugar del ascensor para subir a tu oficina. Cualquier oportunidad es buena para activarte un poco más.

2. Haz clases a la hora de comer con tu equipo

Otra opción para hacer ejercicio en el trabajo es aprovechar la hora de comer para hacer alguna actividad física con tus compañeros de equipo.

Puedes organizar clases online o presenciales de yoga, pilates, zumba o cualquier otra disciplina que les guste y los ayude a relajarse y a tonificar los músculos. Solo necesitáis un espacio adecuado, una esterilla o una toalla y ropa cómoda.

Hacer clases a la hora de comer tiene varios beneficios. Por un lado, estarás haciendo ejercicio moderado que te ayudará a mejorar tu postura, tu flexibilidad y tu equilibrio. Por otro lado, estarás fomentando la cohesión y la confianza entre tus compañeros, lo que puede mejorar el clima laboral y la comunicación.

Y por último, te estarás desconectando del estrés y las preocupaciones del trabajo, lo que te permitirá volver a tus tareas con más energía y concentración.

3. Haz un reto de recuento de pasos en equipo

Si quieres añadir un toque de diversión y competición a tu actividad física en el trabajo, puedes proponer un reto de recuento de pasos en equipo. Se trata de establecer una meta diaria o semanal de pasos que cada miembro del equipo debe cumplir, y registrarlos con una aplicación móvil o un dispositivo electrónico. Al final del periodo establecido, se compara el número de pasos realizados por cada persona y se premia al ganador o al equipo ganador.

Un reto de recuento de pasos en equipo puede ser una forma motivadora y divertida de hacer ejercicio en el trabajo, ya que te animará a moverte más durante el día para alcanzar tu objetivo y superar a tus rivales. Además, puede mejorar la relación entre los compañeros, ya que se pueden crear grupos o parejas para apoyarse mutuamente y compartir consejos o estrategias para caminar más. También puede aumentar la satisfacción y el compromiso con el trabajo, al sentir que se forma parte de un equipo que se preocupa por la salud y el bienestar de sus integrantes.

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4. Reuniones a pie

Otra forma de hacer ejercicio en el trabajo es sustituir las reuniones tradicionales por reuniones a pie. Se trata de salir a caminar mientras se discuten los temas de trabajo, en lugar de hacerlo sentados en una sala o frente a una pantalla. Esta modalidad de reunión tiene varias ventajas, tanto para la salud física como para la mental.

Por un lado, caminar mientras se habla es una forma de hacer ejercicio aeróbico que mejora la circulación sanguínea, la oxigenación cerebral y el estado de ánimo. Por otro lado, caminar mientras se habla puede estimular la creatividad, la innovación y la resolución de problemas, al cambiar el entorno y romper con la rutina. Además, caminar mientras se habla puede favorecer la comunicación, la confianza y la colaboración entre los participantes, al crear un ambiente más distendido y natural.

5. Merienda de ejercicio durante el día

Por último, una forma de hacer ejercicio en el trabajo es aprovechar los descansos o las pausas entre tareas para hacer algunos ejercicios sencillos que te ayuden a estirar y a fortalecer tus músculos.

Puedes usar tu propio cuerpo o algunos accesorios como bandas elásticas o pesas pequeñas para hacer flexiones, sentadillas, abdominales, saltos o cualquier otro movimiento que te guste y te haga sentir bien.

Hacer meriendas de ejercicio durante el día tiene muchos beneficios. Por un lado, estarás haciendo ejercicio anaeróbico que te ayudará a tonificar tu cuerpo, a mejorar tu postura y a prevenir lesiones. Por otro lado, estarás activando tu metabolismo, lo que te ayudará a quemar más calorías y a controlar tu peso. Y por último, estarás liberando endorfinas, las hormonas del placer, que te ayudarán a reducir el estrés y a mejorar tu estado de ánimo.

Fuente: glamour

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