El estrés y la masturbación son dos factores que pueden ir de la mano; expertas señalan que la sexualidad, según cualquiera de sus expresiones, tiene como finalidad la búsqueda de placer y bienestar, creando así una función psicológica.
Lee también… Latigazo cervical: todo lo que debes saber de esta molesta lesión
En ocasiones, se puede usar de forma equivocada la sexualidad. Esto, siendo usada para buscar una vía de escape al malestar, como puede ser el estrés, provocando placer temporalmente.
Aquellas personas que le otorgan esa función al sexo, con un nivel elevado de estrés, los lleva a masturbarse más. En la mayoría de los casos, el estrés supone un estado de alarma, que se sostiene por una activación del sistema nervioso simpático.
Sexólogos indican que masturbarse en períodos de tiempo en los que la persona sufre de estrés, podría ayudar a la relajación. Pero limitar esa práctica podría ser poco adaptativa, responsable y sana para uno mismo.
Lo ideal es buscar otras maneras de gestionar aquello que produce estrés, como la emoción desagradable y no caer en evitaciones, ya que el efecto de la sensación placentera es breve tras la masturbación.
Masturbación en la adolescencia
El período de la adolescencia, para todo el mundo, supone un despertar; las personas comienzan a conocer su cuerpo y su sexualidad, en una época compleja repleta de desajustes hormonales, estímulos eróticos y un desarrollo psicológico, en el que se comportan como adultos.
En edades más tempranas, se sigue cayendo en estereotipos y roles de género en que las mujeres no pueden realizar algunas prácticas porque no «son necesarias». Sin embargo, los expertos señalan que mientras más avanza la sociedad, más se acerca a la justicia y la equidad.
Entonces, tal y como refieren los expertos, hay que tener cuidado con querer bajar la cantidad de estrés con la masturbación. Lo recomendable es tener algún hobby, o practicar deporte.