El uso de nanopartículas para encapsular un fármaco, protegerlo y defender al cuerpo hasta que alcance su punto de acción se está estudiando cada vez más. No obstante, esto necesita detectar la nanopartícula correcta para cada fármaco según con una secuencia de parámetros exactos.

Un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y la Ludwig Maximilians Universität München (LMU) ha logrado desarrollar una nanopartícula plenamente biodegradable capaz de administrar un nuevo fármaco antiinflamatorio de manera directa en los macrófagos, las células donde se desencadenan las reacciones inflamatorias incontroladas, asegurando su efectividad.

Además, los científicos usaron una metodología de detección in vitro, lo cual limitó la necesidad de pruebas con animales. Dichos resultados, publicados recientemente en el Journal of Controlled Release, abren el camino a un procedimiento antiinflamatorio radicalmente potente y dirigido.

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La inflamación es una respuesta fisiológica esencial del cuerpo para defenderse contra patógenos como las bacterias. No obstante, puede volverse problemático una vez que se convierte en una afección crónica, como cánceres, patologías autoinmunes o ciertas infecciones virales.

Los macrófagos, grandes células inmunes cuya funcionalidad natural es absorber patógenos y desencadenar la inflamación para destruirlos, constantemente permanecen relacionados en patologías inflamatorias. Una vez que se sobreactivan, desencadenan una respuesta inflamatoria desmesurada que se vuelve contra el cuerpo en vez de protegerlo.

Tres nanopartículas bajo el microscopio

Se estudiaron 3 nanopartículas bastante diferentes con alta porosidad: una nanopartícula basada en ciclodextrina, una sustancia usualmente usada en cosméticos o alimentos industriales, una nanopartícula porosa de fosfato de magnesio y, por último, una nanopartícula de sílice porosa.

La primera ha sido menos exitosa en el comportamiento de captación celular, mientras que la segunda terminó ser contraproducente: desató la liberación de mediadores proinflamatorios, estimulando la reacción inflamatoria en vez de combatirla.

La nanopartícula de sílice porosa, sin embargo, cumplió con todos los criterios, es plenamente biodegradable, de tamaño conveniente para ser tragada por los macrófagos, y es capaz de absorber el fármaco en sus múltiples poros sin liberarlo demasiado pronto.

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Diminutas esponjas de sílice

Otras nanoesponjas de sílice elaboradas por el equipo germano-suizo ya habían demostrado su efectividad en el transporte de fármacos antitumorales. En esta ocasión llevan un medicamento bastante distinto que inhibe el sistema inmunológico.

La sílice mesoporosa se expone cada vez más como una nanopartícula de elección en el campo farmacéutico, debido a que es bastante efectiva, estable y no tóxica. No obstante, cada medicamento necesita un portador hecho a medida; la forma, el tamaño, la composición y el destino de las partículas tienen que reevaluarse cada vez.

Fuente: webconsultas

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