Si te gustaría modificar el color de tus ojos, puedes recurrir a las lentillas cosméticas, sin embargo, existen métodos permanentes que pueden ser sumamente peligrosos, pero que pueden ser indicados en casos muy concretos y específicos.
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El color de los ojos puede cambiar naturalmente a lo largo de la vida; nacemos con un tono claro, que tiende a oscurecerse y estabilizarse luego de los ocho meses de nacido. Al final, en la vejez, puede producirse también un aclaramiento.
Si bien la tonalidad gris que es frecuente en las personas de mayor edad no refiere a un cambio del color del iris, sino a lo que se conoce como arco senil, las personas pueden cambiar el color de sus ojos.
Existen técnicas que pueden cambiar el color, usando láser, pero no cuentan con el visto bueno de la mayoría de los oftalmólogos, que no son partidarios de la despigmentación por motivos estéticos.
Esta técnica se usa mediante disparos de láser, enfocados sobre una capa del iris, que obstruyen los pigmentos que le dan color. Pasan al humor acuoso y existe un riesgo de que no pueda drenarse y se produzca un glaucoma.
Ojos, un verdadero riesgo
Existe otra técnica: la queratopigmentación o pigmentación de la córnea. Alejandra Amesty, oftalmóloga, señala que se trata de un «tatuaje corneal» que se usaba hace muchos años, pero sin los pigmentos adecuados.
Ya se han desarrollado pigmentos especiales, biocompatibles para el ojo y la técnica ha evolucionado. La queratopigmentación está indicada en personas con problemas degenerativos en la vista, que hacen que la córnea cambie de color.
Otra práctica es en aquellos ojos que sufrieron un tipo de traumatismo, dañando gravemente el iris. Está indicada en personas que nacen sin iris, aplicándole laser con una motivación cosmética, que es habitual.
Estos procedimientos no cuentan con el visto bueno de los oftalmólogos en su mayoría; cambiar un ojo sano, solo por un capricho de un paciente puede ser contraproducente para la salud de lo que se considera «las ventanas del rostro».
