La piel de gallina es una alteración de la piel que se manifiesta como pequeñas protuberancias ásperas y en algunos casos rojizas en zonas como los brazos, las piernas, los glúteos y las mejillas.

Se debe a una sobreproducción de queratina, una proteína que forma parte del cabello, las uñas y la piel. La queratina se acumula en los poros y bloquea la salida de los vellos, formando los granitos característicos.

Esta condición también se conoce como queratosis pilar o foliculitis pilar.

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Foto referencial – Imagen de vozpopuli

Quienes la padecen

La piel de gallina es más frecuente en niños y adolescentes, pero también puede afectar a los adultos. No es una enfermedad grave ni contagiosa, pero puede causar molestias estéticas y psicológicas.

Algunas personas se sienten avergonzadas o incómodas por su aspecto y evitan mostrar su piel. Además, la piel de gallina puede asociarse con otras afecciones como el eczema, la ictiosis, la fiebre del heno, la obesidad o la diabetes.

Causas

La causa exacta de la piel de gallina es desconocida, pero se cree que tiene un componente genético y que puede estar influenciada por factores ambientales como el clima frío, la humedad o el uso de productos irritantes para la piel.

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Tratamiento

No existe una cura definitiva para la piel de gallina, pero hay tratamientos que pueden ayudar a mejorar su apariencia y a prevenir que empeore. Estos tratamientos incluyen:

  • Hidratación regular: Es importante mantener la piel hidratada con cremas emolientes que contengan ingredientes como la urea, el ácido láctico, el ácido salicílico o la niacinamida, que ayudan a suavizar y exfoliar la piel. Se recomienda aplicar la crema después de bañarse o ducharse, cuando la piel está húmeda, y masajear suavemente las zonas afectadas.
  • Exfoliación suave: Se puede realizar una exfoliación mecánica con una esponja, un cepillo o un guante suave, o una exfoliación química con productos que contengan ácidos como el glicólico, el mandélico o el azelaico. La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas y a desobstruir los poros, pero debe hacerse con cuidado y sin irritar la piel.
  • Uso de productos tópicos: Existen productos de venta libre o con receta médica que contienen sustancias como el retinol, la tretinoína, el peróxido de benzoilo o los corticoides, que pueden reducir la inflamación, la queratinización y la infección de los folículos. Estos productos deben usarse siguiendo las indicaciones del dermatólogo y con precaución.
  • Terapia con láser: Es un tratamiento que consiste en aplicar pulsos de luz sobre la piel, que generan calor y destruyen los folículos pilosos. Es un método efectivo y duradero, pero requiere varias sesiones y puede ser costoso y doloroso. Además, puede provocar efectos adversos como quemaduras, cicatrices o cambios de coloración de la piel.

La piel de gallina es una alteración de la piel que puede prevenirse y tratarse con hábitos de vida saludables y cuidados dermatológicos. Es importante consultar con un especialista ante cualquier duda o síntoma, y no automedicarse ni recurrir a remedios caseros que puedan empeorar la situación.

Fuente: glamour

Imagen destacada por: Anna