Una nueva alarma aparece ante el sarampión y tuberculosis representan actualmente el preocupante resurgimiento de enfermedades infecciosas, antaño consideradas bajo control, como sarampión y tuberculosis, plantea interrogantes cruciales sobre el estado actual de la salud pública global. El doctor Daniel López Acuña, epidemiólogo con una vasta experiencia en la Organización Mundial de la Salud, ofrece su análisis sobre las causas de este fenómeno, que revela un retroceso en los avances sanitarios y un desafío para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
La disminución de las coberturas de vacunación y el debilitamiento de los sistemas de vigilancia epidemiológica son factores que contribuyen al aumento de casos de sarampión y tuberculosis, respectivamente. La resistencia a los antibióticos en el tratamiento de la tuberculosis y el impacto de factores socioeconómicos como la pobreza y el hacinamiento también juegan un papel significativo en este resurgimiento. Comprender la intrincada red de causas subyacentes resulta esencial para dimensionar la urgencia de reforzar las estrategias de prevención y control a nivel mundial.

Factores clave del repunte de enfermedades
El resurgimiento del sarampión y la tuberculosis se atribuye a una combinación de factores:
- Baja cobertura de vacunación (Sarampión): El auge de los movimientos antivacunas y la disminución de la vacunación rutinaria han dejado a poblaciones vulnerables al contagio.
- Debilitamiento de la vigilancia epidemiológica (Tuberculosis): La pandemia de COVID-19 impactó negativamente los programas de vigilancia y control de la tuberculosis.
- Resistencia a antibióticos (Tuberculosis): El aumento de cepas de tuberculosis multidrogorresistentes dificulta el tratamiento y eleva los costos.
- Factores socioeconómicos (Tuberculosis): La pobreza, el hacinamiento y la desnutrición debilitan el sistema inmunológico y facilitan la propagación de la enfermedad.
Precariedad: una señal peligrosa para sarampión y tuberculosis
El aumento de casos de tuberculosis está estrechamente ligado al deterioro de las condiciones de vida. El hacinamiento facilita el contagio en hogares donde varias personas comparten espacios reducidos. La pobreza y la desnutrición debilitan el sistema inmunológico, haciendo a las personas más susceptibles a la infección y a desarrollar la enfermedad activa. Históricamente, la disminución de la pobreza se ha asociado con una menor incidencia de tuberculosis, lo que subraya la importancia de abordar los determinantes sociales de la salud.
El desafío de la resistencia a los medicamentos
La aparición de cepas de tuberculosis resistentes a los antibióticos convencionales representa un grave problema de salud pública. Los fármacos de segunda y tercera generación necesarios para tratar estas infecciones son más costosos, lo que dificulta su acceso en países con recursos limitados. Esta resistencia, sumada a la disminución de las acciones de control y, en algunos casos, al abandono de la vacunación BCG, crea un escenario complejo que exige un esfuerzo global para fortalecer el diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y la lucha contra esta enfermedad.
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Fuente: A tu salud
Imagen referencial: Pexels

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