La tercera edad, también conocida como vejez o senectud, es una etapa de grandes cambios vitales, emocionales y físicos. La pérdida de roles sociales (jubilación), la disminución de la independencia, el padecimiento de enfermedades crónicas y el duelo por la pérdida de seres queridos o amigos, son estresores que impactan profundamente el bienestar mental

El Desafío de la Salud Mental en la Tercera Edad | Imagen superior de Mikhail Nilov en Pexels

Es un error común (y peligroso) creer que la tristeza, la soledad o el desinterés son una parte «normal» del envejecimiento. Estos sentimientos son, en realidad, síntomas de condiciones de salud mental que deben ser atendidas. El bienestar psicológico en esta etapa es tan crucial como la salud física.

Salud Mental en la Tercera Edad
Salud Mental en la Tercera Edad – Foto de SHVETS production en Pexels

Trastornos Psicológicos Más Comunes

Los problemas de salud mental en adultos mayores a menudo se manifiestan de manera diferente a como lo hacen en jóvenes, con una mayor prevalencia de quejas somáticas (dolores físicos inexplicables) o cognitivas (problemas de memoria).

Los trastornos más frecuentes en esta población son:

  • Depresión Mayor: A menudo no se presenta como tristeza evidente, sino como irritabilidad, fatiga, pérdida de apetito, problemas de sueño (insomnio o dormir demasiado) y una falta de motivación o interés en actividades que antes eran placenteras (anhedonia). Así, puede confundirse con síntomas de otras enfermedades o simplemente ignorarse.
  • Trastornos de Ansiedad: En general, la preocupación excesiva sobre el estado de salud, la situación económica, o el futuro de los hijos y nietos, son muy comunes. La ansiedad puede manifestarse como inquietud, tensión muscular, y problemas gastrointestinales o del sueño.
  • Demencia y Trastornos Neurocognitivos: Aunque son problemas neurológicos, tienen un enorme componente psicológico y conductual. Así, se incluyen la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular. Los cambios de personalidad, la apatía y la desorientación son frecuentes.
  • Aislamiento Social y Soledad: No es un trastorno en sí mismo, pero es un factor de riesgo crucial para la depresión, la ansiedad y el deterioro cognitivo. Generalmente, la pérdida de redes sociales tras la jubilación o el enviudar contribuye enormemente a este estado.
  • Trastornos del Sueño: El insomnio o las alteraciones del ritmo circadiano son quejas muy frecuentes que a menudo están directamente relacionadas con la ansiedad o la depresión.

Salud Mental en la Tercera Edad
Salud Mental en la Tercera Edad – Imagen generada con IA en Google AI Studio

Cuándo es el Momento de Acudir al Psicólogo

Como sabemos, buscar apoyo psicológico es un signo de fortaleza y de cuidado personal. No es necesario esperar a una crisis para iniciar una terapia. La intervención temprana mejora la calidad de vida y previene la cronicidad de los problemas.

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Se recomienda acudir a un psicólogo especialista en gerontología o salud mental en la vejez si se observan:

  • Cambios en el Estado de Ánimo Persistentes: Tristeza, irritabilidad, o un «vacío» emocional que dura más de dos semanas y afecta la rutina diaria.
  • Pérdida de Interés: Dejar de lado pasatiempos, actividades sociales o el cuidado personal (higiene, alimentación).
  • Síntomas Físicos Inexplicables: Dolores de cabeza, musculares o malestares estomacales que no mejoran con el tratamiento médico y no tienen una causa física clara.
  • Aislamiento Social Voluntario: Rechazo a salir, a interactuar con familiares o amigos, o una sensación crónica de soledad.
  • Preocupación Excesiva y Miedos: Angustia constante sobre el futuro, la salud o la muerte.
  • Dificultades en la Adaptación: Problemas significativos para manejar grandes cambios como la jubilación, la mudanza a un centro de cuidado, o un diagnóstico de enfermedad crónica.

Beneficios de la Psicoterapia en la Tercera Edad

La terapia psicológica no solo trata los trastornos, sino que también ofrece un espacio seguro para la reflexión y la adaptación a los nuevos desafíos. Los principales beneficios incluyen:

  • Elaboración de Duelos: Ayuda a procesar las pérdidas (de seres queridos, de roles o de capacidades físicas) y a encontrar un nuevo sentido a la vida.
  • Mejora de la Autoestima: Ayuda a contrarrestar el sentimiento de «inutilidad» post-jubilación, enfatizando las contribuciones pasadas y las fortalezas actuales.
  • Estrategias de Afrontamiento: Brinda herramientas para manejar la ansiedad, el estrés de las enfermedades crónicas y los problemas del sueño.
  • Estimulación Cognitiva y Bienestar General: Mejora la regulación emocional y puede tener un impacto positivo en la memoria y la función cognitiva, fomentando una mayor autonomía e independencia.

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