Un hombre llamado Raun Kaufman, a principios de los 70, fue identificado con autismo severo en los Estados Unidos. Su coeficiente intelectual, menor a 40, era una verdadera preocupación para sus padres, quienes inventaron una forma de trabajar este desorden neurológico. Gracias a eso nació el método Son-Rise
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Los Kaufman introdujeron estas técnicas revolucionarias, que empezaron a dar resultado. Su hijo emergió por completo del autismo y comenzó una vida normal. En 1983 fundaron el Centro de Tratamiento de Autismo de América (Atca), en Sheffield, Massachusetts, ayudando a miles de familias a través del método Son-Rise
Comenzaron haciendo un joining con su hijo, uno de los puntos claves del programa. Mediante este, los padres o terapeutas se unen a las conductas exclusivas y repetitivas de los niños. Este se realiza en un espacio donde el niño debe estar tranquilo, todo está permitido sin una metodología conductual.
El playroom viene a ser un invernadero, en donde se trata de recrear las condiciones óptimas para el desarrollo social y emocional del niño. El foco de las acciones allí consiste en crear básicamente un fuerte vínculo con el niño, en sus propios términos. El programa Son-Rise pretende que los niños parezcan normales, aprendan rutinas o memoricen frases.
Método Son-Rise
Se permite flexibilizar su cerebro, crear nuevas maneras de pensar, percibir y vivir las relaciones con otras personas. Este programa no está pensado para ayudar a los niños, sino a los padres que quieren interactuar con ellos en otro nivel, dándoles claves para inspirar a los pequeños a crear vínculos profundos, íntimos y ricos.
Los padres o terapeutas hacen la invitación al niño a conectarse con ellos sin juicios, sin expectativas. La filosofía de Son-Rise no es cambiarlos, sino conectar profundamente con ellos.
El objetivo del programa, en definitiva, sería inspirar a los niños para que quieran hacer las cosas que les propone el programa, para que aprendan sobre el mundo, a pesar de ser diferentes.