¡Sí, soy mamá! Mi bebé estuvo en mí por 25 semanas. También tuve una transferencia fallida y mi embrión, mi frozen, no se implantó y anhelo con toda mi alma la llegada de mi arcoíris; y muchas veces, sin fuerzas, sigo trabajando día a día por lograrlo. Soy madre, aunque mis brazos no la pudieron cargar y mis planes cambiaron repentinamente. Soy mamá, aunque muchos no conocen y entiendan este sentimiento más allá de lo tangible.

La maternidad cuando es tan deseada es sin duda maravillosa para cualquier mujer. Un simple positivo llena su mundo de colores, de vida, de amor, de esperanza y muchas ilusiones.

Desgraciadamente, existen ocasiones que esos deseos de maternidad se ven truncados antes de tiempo y con un gran dolor en el corazón toca despedirse.  No importa si fueron 2, 4, 6, 8, 20 o 30 semanas de embarazo o si tu bebé nació y duro pocos días. La magnitud de lo sucedido no lo determinan las semanas ni los días; duele porque es tu hijo el que se fue y se fue demasiado pronto.

Siempre les digo a las chicas que se abren conmigo en este tema, que es muy importante tener en cuenta que el sentimiento de culpabilidad no sirve en estos momentos; porque no se tiene el control de todo lo que ocurre; no fue algo que hiciste o que tú decidiste que pasara, solo pasó y tú no tienes la culpa

En ocasiones el destino, y siempre existirán otras de miles de hipótesis; pero serán solo eso, hipótesis, que desencadenó la pérdida de ese bebé que comenzó a gestarse en tu interior de forma abrupta; sin avisar y dejando un gran dolor y vacío en tu corazón.

Y así el destino ha convertido a quien sería tu bebé en tu bebé estrella, en tu ángel y tu hijo en el cielo.

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Y la maternidad la sientes igual; cómo no vas a ser madre, si desde antes que se comenzara a formar ya lo soñabas y lo amabas sin medida; únicamente que se convierte en una maternidad diferente, más no inexistente como quizás muchas veces la sociedad lo ha mostrado.

Y yo nunca lo pensé, jamás lo imaginé siquiera, pero hoy soy mamá de una hermosa estrella. El bebé estrella es ese pequeño trocito de amor que consiguió vivir un tiempo en tu vientre materno; pero no llegó a vivir en nuestro mundo por complicaciones.

Pero realmente ha sentido tu amor desde tu interior; sabía que ibas a ser una mamá excelente y lo que es mejor, sabía que estaba en el mejor lugar para crecer.

Lamentablemente, existen complicaciones que se escapan al control humano, incluso del control médico; muchas veces, ni los médicos tienen la culpa sobre esto. Y es importante no cargarlos con esto, si realmente estaba fuera de sus manos lo que sucedió

Este bebé llenó tu mundo de ilusión, pero se fue antes de lo esperado, convirtiéndose en tu estrella del firmamento.

mamá de una estrella
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¿ES DÍFICIL ATRAVESAR ESTA SITUACIÓN?

Sin duda alguna, siempre digo que no es un embarazo el que se perdió, es mucho más. Se pierde un hijo, se pierden sueños, planes, ilusiones… Afrontar que tu bebé se ha convertido en un bebé estrella no es sencillo e incluso, puede hacerte mucho daño emocionalmente.

Un bebé que fallece en tu vientre, hará que debas pasar por un período de duelo; y debes permitirte vivir todas las etapas de este duelo, con todas las emociones que conlleva.  

La ilusión se apaga y tu esperanza se desvanece. Las emociones más negativas pueden apoderarse de tu ser y esto es normal que suceda porque tu bebé se ha marchado y tú querías que estuviera a tu lado, pasas meses, años, imaginando este momento y se ha desvanecido.

Tenías sueños de al fin hacer crecer tu familia y eso duele en lo más profundo del corazón, te entiendo y no porque lo he leído sino porque como tú, lo he vivido. Aunque probablemente no te dio tiempo de ver su rostro, le sentiste y eso fue más que suficiente para saber que le amabas por encima de todas las cosas, entregaste tu cuerpo y tu alma para comenzarlo a gestar.

De acuerdo a muchas investigaciones a nivel mundial, los bebés estrella corresponden entre el 10 a 15% de todos los embarazos clínicamente reconocidos y su principal causa se asocia a anomalías cromosómicas fetales

Vienen de abortos espontáneos o partos prematuros, “aquellos que se producen por la pérdida del producto de la concepción, sin intervención de situaciones artificiales o inducción que afecten la evolución del producto antes de las 20 semanas de gestación o cuando el feto pesa de 500 gramos o menos” (OMS).

Y si nos tomáramos el tiempo de hablar de forma más real y genuina con nuestro entorno, bastaría con indagar un poco entre nuestras amistades o en nuestro árbol genealógico para darnos cuenta de que esta cifra es real. Sin embargo, parece que se viviera en silencio, casi en la clandestinidad.

Quizá el no asignarle un nombre (pues muchas veces no se llega a saber su sexo), el no alcanzar a compartir la noticia del embarazo con los cercanos, el dolor de la pérdida y los sueños que han sido coartados, la culpa por lo que se hizo o no se hizo bien, el amor acumulado y forzadamente confinado o los miedos ante un próximo embarazo, generan que la mujer se reserve este punto de su historia y siga ante el mundo como si nunca hubiera ocurrido.

Pero lo real es que ocurrió. Esa mujer fue madre por 6, 7, 8, 20, o 25 como yo. Tuvimos en nuestro vientre un ser cuyo corazón latió y se alimentó de nuestra sangre. Nuestro cuerpo y nuestra mente se estaban transformando junto a ese bebé y, al culminar este breve período, dio a luz a una madre en duelo, que se tuvo que ir a casa con los brazos vacío y el corazón roto.

Es nuestra mente la que logra contener un poco esa montaña rusa de emociones que despierta una explosión de felicidad por la llegada del nuevo ser y la tragedia que acompaña la despedida de golpe

Y para cada persona este proceso se lleva de forma diferente, cada familia lo vive a su manera, dependerá del apoyo familiar y social, de sus propias herramientas emocionales, y así puede ser más o menos dolorosos.

He oído que “lo contrario de dar a luz es quedarse en sobra”, por eso considero que es importante que la mujer, así como la pareja, e incluso me atrevería a decir que sus familiares, permanezcan alerta durante este período que, como todo duelo, transcurrirá en etapas, en que la negación, la culpa y el miedo, serán ineludibles y sin duda se vivirán millones de emociones que al mismo tiempo y esto es normal. Pero si se sienten sin las herramientas suficientes para seguir adelante, no vacilen en pedir ayuda.

Desde mi experiencia quienes hemos sobrellevado de manera positiva este duelo, tenemos en común una misma idea: entendemos que este proceso tiene UN PROPÓSITO EN NUESTRAS VIDAS.

De alguna manera, concebir bebés estrellas no es gratuito, siempre he creído que no podemos quedarnos en porqués sino ver más allá y pensar para qué esta situación en mi vida y es tarea de la familia buscar el propósito y significado que resulta único para ellos y que les permitirá avanzar sin olvidar a aquel que, sin nacer, cambió para siempre la manera de ser y sentir de la familia

Y es así donde cobra vida esta frase, los no nacidos tienen un lugar en el mundo de quienes los amaron, pues “no se mueren en madera ni se entierran en olvido”.

No se olvida, te lo puedo asegurar, y aunque la pérdida de tu bebé estrella permanecerá siempre en tu corazón, hoy te digo que aprenderás a vivir con ello, que tendrás la fuerza suficiente para seguir y un día no muy lejano convertirte en una excelente madre para tu bebé arcoíris.

Habrá momentos en los que puede que te sientas preocupada durante el embarazo, y es normal… Pero tengo fe, que todo marchará mejor… y nuestro bebé se convertirá en nuestro precioso bebé arcoíris.

Llenará nuestro cielo de color otra vez y nacerá tras la adversidad, después de haber pasado el duelo y muchos miedos sobre el embarazo.

Nuestra maternidad será diferente, eso lo tengo claro, quizá lleguemos a ser algo más sobreprotectoras al principio. Pero la luz de la esperanza estará en vuestras vidas y se quedará para siempre.

Después de la tormenta siempre llega la calma y te aseguro que no seremos la excepción.

Las abrazo con cariño.

Yuraima.

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