Durante mucho tiempo, has dado por sentado que una temperatura corporal de 37 °C es el estándar. Esta cifra, arraigada en estudios del siglo XIX, se ha convertido en una referencia común en la medicina. Sin embargo, investigaciones recientes están desafiando esta noción, sugiriendo que nuestra temperatura corporal promedio ha disminuido con el paso de las generaciones. Este cambio, aunque sutil, plantea interrogantes interesantes sobre nuestra fisiología y los factores que podrían estar influyendo en ella.
Acompáñanos a explorar este fascinante hallazgo y a comprender por qué la temperatura corporal que considerabas «normal» podría no serlo tanto. Analizaremos los estudios que respaldan esta nueva perspectiva, las posibles razones detrás de esta disminución y, lo más importante, cómo esta información puede influir en tu comprensión de tu propia salud térmica. Prepárate para ajustar tu termómetro mental y descubrir la nueva normalidad de tu temperatura corporal.

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El termómetro se reinventa: la nueva temperatura promedio
En los últimos años, la ciencia ha comenzado a reconsiderar lo que consideramos una temperatura corporal «normal». Estudios recientes a gran escala, como el publicado en JAMA Internal Medicine en 2023, han analizado cientos de miles de lecturas de la misma oral en adultos. Estos análisis revelan que el promedio de la temperatura corporal se sitúa más cerca de los 36,6 °C, con un rango que oscila generalmente entre 36,3 °C y 36,8 °C.
Esta nueva perspectiva sugiere que la cifra tradicional de 37 °C podría ser un valor ligeramente elevado para la mayoría de las personas en la actualidad. Los investigadores han observado incluso una tendencia a la baja en la temperatura promedio desde el siglo XIX, estimando una disminución de aproximadamente 0,028 °C por década. Estos hallazgos nos invitan a cuestionar nuestras referencias térmicas y a comprender mejor la variabilidad individual en lo que respecta a nuestra temperatura corporal basal.
Posibles causas de la disminución de la temperatura corporal
Diversos factores podrían estar contribuyendo a esta disminución gradual de nuestra temperatura corporal promedio:
- Mejoras en la atención médica: Los avances significativos en la medicina desde el siglo XIX han llevado a menores tasas de infección e inflamación crónica, condiciones que pueden elevar la temperatura corporal.
- Disminución de la tasa metabólica basal: La energía que tu cuerpo gasta en reposo podría haber disminuido debido a factores como un mayor peso promedio o cambios en el estilo de vida a lo largo del tiempo.
- Uso generalizado de antiinflamatorios: El consumo más frecuente de medicamentos como la aspirina y el ibuprofeno, que tienen un efecto reductor de la temperatura, podría estar influyendo en el promedio general.
- Control ambiental: El uso extendido de calefacción y aire acondicionado ayuda a regular la temperatura corporal, lo que podría disminuir la necesidad del cuerpo de generar calor interno.
Es importante considerar que los métodos de medición del siglo XIX, con termómetros menos precisos y la toma de temperatura axilar en lugar de oral, también podrían haber influido en las lecturas históricas.
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Conoce tu propia normalidad térmica: claves importantes
Si bien las tendencias poblacionales son interesantes, recuerda que la temperatura corporal «normal» no es un número fijo y varía significativamente entre individuos. Además, esta fluctúa a lo largo del día, siendo más baja por la mañana y alcanzando su punto máximo al final de la tarde. La edad, la alimentación, el consumo de alcohol, el clima, la actividad física y ciertos medicamentos también pueden influir en la misma.
Por ello, más que obsesionarte con el promedio, lo crucial es que conozcas tu propia temperatura normal. Tómate la temperatura en diversas ocasiones cuando te sientas bien para establecer tu línea base personal. De esta manera, te será mucho más fácil identificar cualquier desviación que pueda indicar un problema de salud. Escucha a tu cuerpo y aprende su propio rango de normalidad térmica.

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