El trastorno delirante, llamado en otras épocas «psicosis paranoica» o «paranoia», es un trastorno psicótico cuyo diagnóstico es complicado. Se caracteriza en que el paciente experimenta situaciones ireales; pero podrían darse en la vida real
Los afectados del trastorno delirante, por ejemplo, se sienten engañados por su pareja, que padecen una enfermedad o que los están envenenando. La psiquiatra Nuria Núñez describe esta patología como «ideas delirantes de duración superior a un mes. Sumado a un contenido que podría ser real, sin que exista una patología de base».
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El contenido de esas ideas no es extraño. Puede crear dudas en cuanto al entorno, dilatándose en el diagnóstico temporal, hasta que finalmente lo valora un profesional de la salud mental.
Las principales ideas de las personas con trastorno delirante son:
- Erotomaníaco: ideas que hacen pensar que otra persona está enamorada del sujeto
- Grandiosidad: ideas delirantes de valor exagerado; delirios de poder, conocimiento, identidad o relación especial con un famoso.
- Celotípico: ideas delirantes de infidelidad por parte de su compañero sentimental
- Somático: La persona cree tener algún defecto físico o una enfermedad médica
- Persecutorio: se convence de estar perjudicado de alguna forma
Patología crónica
Puede ocurrir que una persona cumpla durante un tiempo los criterios diagnósticos de este trastorno; así, se siente perseguido por la policía o por un compañero que quiera perjudicarlo. Los fármacos antipsicóticos y el tratamiento para encapsular el delirio son las herramientas más eficaces frente a este trastorno. Explican los expertos que «se trabaja con el paciente para que conozca el delirio y sepa ignorarlo.
Lo recomendable siempre es acudir a un experto, para que pueda ofrecer un diagnóstico a tiempo; y que el psiquiátrico logre indicar un tratamiento al paciente que le permita superar el trastorno.