Recuerdo la primera vez que me hice una regresión en 2019. Iba -como tantos de nosotros hemos sentido alguna vez- a una experiencia con lo desconocido, con el “más allá”, si es que tal cosa finalmente existía. No sabía con qué me iba a encontrar, pero buscaba respuestas a esas preguntas filosóficas y existenciales que todos llevamos en el corazón

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Me dejé guiar por mi intuición y escogí a una hipnotista de la técnica en la que comenzaría a formarme (Quantum Healing Hypnosis Technique, de Dolores Cannon). Quería tener una experiencia fresca, sin condicionarme previamente y sin llenar mi mente aun con todas las herramientas que aprendería.

La regresión a vidas pasadas fue una grandiosa revelación para mí. Pude por fin entrar, entender, conocer, y sobre todo sentir lo que es el Alma. Entendí de primera mano qué es ser un espíritu habitando en un cuerpo físico. Qué es la inmortalidad del alma y quién soy hoy, en una identidad específica y temporal que llamamos el Yo.

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Vidas pasadas – Imagen de svklimkin en Pixabay

Os iré contando de estos encuentros, tanto los propios, como de tantas hermosas almas a quienes he tenido la oportunidad de ayudar, a encontrarse y reconocerse como lo que son realmente

En mi camino profesional inicial, como psicóloga clínica y psicoanalista, tuve la oportunidad de crecer y ver muchos relatos sobre el dolor psíquico y emocional que atravesaba cada una de las personas que atendía en mi consulta. En la forma como fui instruida originalmente, la capacidad de sumergirnos y entender, e incluso empatizar con ese dolor humano, había sido excelente y muy profunda:

El individuo vive en el mundo desde un Yo Consciente, que es una identidad que reconoce suya, con un nombre, una historia, un relato de una vida, unos vínculos y relaciones significativas que favorecen y definen parte de su subjetividad. Bajo esa identidad del Yo, se esconde – incluso de su propio saber – uno y múltiples universos de una psique que parece tener un “fondo” muy hondo en el océano de su inconsciente.

El psicoanálisis, se debatió y discutió si este inconsciente era personal o colectivo, y en esas diatribas cada uno cogió por su lado, y ganó en la ciencia la idea y la posibilidad de entender un inconsciente de forma individual, y en esas estamos aún en los albores científicos.

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Y mientras tanto el Alma -la tuya, la mía y la de toda la humanidad- quedó huérfana de ciencia, de investigadores en el campo académico y “formal” que le dieran la importancia e interés suficiente como para aproximarse a ella, preguntarse y entender:

¿Qué somos más allá de la mente?

¿Quién es el Ser que dialoga conmigo mismo y a través de mí?

¿Esa mente individual se ubica realmente en un lugar físico del cuerpo llamado cerebro?

¿Realmente morimos al perecer el cuerpo físico?

¿Y que hay de la ley la conservación de la energía descubierta por Einstein? “La energía no puede crearse ni destruirse, sólo convertirse de una forma de energía a otra”. ¿Cuál es esa energía que se transforma en nosotros cuando dejamos de “estar vivos”?

¿Y quiénes somos más allá de nuestro Yo presente?

¿Existe el Alma? ¿Qué es y de qué trata?

¿Y si existe, cómo me acerco a ella?

¿Y por qué me siento lejos de ella? ¿Cómo se siente estar lejos y fuera, a diferencia de estar dentro y cerca?

¿Qué pasó con nosotros los humanos que dejamos de atenderla?

¿Y de qué trata toda la existencia del Ser y esos amores por los que se vive y sufre? ¿De qué va todo esto que llamamos vida?

Y en ese transito, mi querido lector, me encontré con que mis preguntas también son las tuyas. Siempre han estado allí, sólo necesitan de nuestra consciencia para escucharlas, atenderlas y buscar responderlas, sin miedo a no resolverlas. Pues lo fascinante de la existencia es aprender de ella, sin que esa curiosidad muera, y que más bien se transforme mientras caminamos por esta tierra.

En este espacio que comienzo a tejer contigo, amable lector, te contaré los secretos que se esconden a simple sentir tu corazón. Y buscaré despertar tu alma con una pequeña reflexión acerca de cada uno de estos temas que genera en tí hoy día interés, curiosidad y dolor

¿Y a qué viene esto del dolor? – te preguntarás.

Ya hablaremos del karma. Por ahora, te invito a sostener estas preguntas abiertas, atentas y despiertas en tu consciencia. Respira y siéntelas, y siéntate con ellas:

Despierta ese grado de diálogo e interlocución contigo mismo, con ese Ser que habita en ti alegre, buscando que le atiendas.

¡¡Bienvenido a nuestros Encuentros para el Alma!!

A tu salud…