No se trata de un conflicto puntual o una discusión aislada, sino de un patrón de comportamiento agresivo que busca obtener poder, control y dominio sobre los progenitores
La violencia filio-parental se refiere a las conductas de violencia física, psicológica o económica que los hijos ejercen de forma repetida contra sus padres o figuras de autoridad. Es un problema complejo y a menudo invisible, ya que muchas familias lo viven en silencio por vergüenza, miedo o desconocimiento. (Imagen superior de RDNE Stock Project en Pexels).

¿Cómo se manifiesta?
La violencia filio-parental no siempre es física y puede manifestarse de varias formas:
- Violencia psicológica: Es la forma más común y puede incluir insultos, humillaciones, amenazas, manipulación emocional, chantaje y mentiras. También se considera violencia psicológica el daño a objetos valiosos de la familia o gestos amenazantes.
- Violencia física: Abarca agresiones directas como empujones, golpes, lanzar objetos o cualquier acto que cause daño físico a los padres.
- Violencia económica: Se refiere a robar dinero a los progenitores, obligarlos a pagar deudas del hijo o forzarlos a comprar cosas bajo amenaza o intimidación.

¿Qué la causa?
No existe una única causa, sino una combinación de factores que interactúan y favorecen su aparición. Entre ellos se encuentran:
- Estilos educativos inadecuados: Los estilos sobreprotectores, permisivos, negligentes o excesivamente autoritarios pueden estar relacionados con la violencia filio-parental. La falta de límites claros y consistentes, o la falta de afecto, son factores de riesgo.
- Factores individuales del hijo: Baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, falta de empatía, impulsividad, un sentimiento de grandiosidad o problemas de salud mental como la depresión o el TDAH.
- Contexto familiar: Familias donde no hay un reparto de roles claro, donde existe un conflicto conyugal constante o donde hay un historial de violencia intrafamiliar pueden ser entornos propicios para que se desarrolle la violencia filio-parental.

¿Cómo abordarla?
El primer paso es reconocer que existe un problema. Muchas veces, los padres se sienten culpables o no saben cómo actuar. No obstante, es fundamental buscar ayuda profesional.
- Buscar ayuda profesional: Es crucial contactar a un psicólogo o a un centro especializado en violencia filio-parental. El tratamiento suele ser integral y se enfoca en toda la familia, no solo en el menor, para reestablecer la comunicación, los límites y el afecto.
- Establecer límites claros: Es importante que los padres recuperen su rol de autoridad, estableciendo normas coherentes y consecuencias a los actos violentos. Esto no debe ir en detrimento de la demostración de afecto.
- No justificar la violencia: Es vital no normalizar estas conductas como una «etapa de la adolescencia». La violencia nunca es la respuesta, y justificarla solo la perpetúa.
- No tener miedo a denunciar: En casos graves de violencia física o amenazas, la vía judicial puede ser una herramienta para garantizar la seguridad de los padres y, a través de una medida judicial, asegurar la intervención terapéutica con el menor.
La violencia filio-parental es un grave problema relacional, pero con la intervención adecuada y el compromiso de toda la familia, es posible abordarla y volver a vivir sin violencia.
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