A finales del mes de junio, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, a través de la Red de Alerta Europea, recibió una alerta relacionada con la comercialización en diferentes países, como España, de un aditivo con residuos de óxido de etileno en helados.
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Aunque al Aesan mantiene un operativo para retirar todos los productos contaminados, la realidad es que muchos de ellos llegaron al consumidor final. Ante esto, cuáles son los riesgos para la salud tras haber ingerido uno de estos helados, es la pregunta de muchos afectados.
Óxido de etileno en helados
“El óxido de etileno (ETO, en inglés) es un gas incoloro, inflamable, de olor dulce, a temperatura ambiente que no se utiliza en la industria alimentaria en la Unión Europea (UE) y por lo tanto, en principio, tampoco en España”, de hecho, tal y como señala, “su uso está prohibido en la UE desde más de 20 años”, de ahí la alerta sanitaria emitida. En Estados Unidos, por el contrario, “está autorizado su uso en el ámbito alimentario, para la desinfección de especias”, aseguraron los expertos.
En concreto, el aditivo permitido y que se usa en los helados es el E410, no el ETO, aunque la Aesan habla de la detección de residuos de ETO en una concentración superior al límite máximo establecido por las autoridades.
Según el experto Miguel Ángel Lurueña, “el límite para el óxido de etileno es de 0,05mg/kg en el caso de las semillas de sésamo; si coincide o supera este límite, el producto se debe rechazar; y no puede comercializarse”.
Para la Aesan, “en algunos lotes del aditivo E410 (empleado en helados) los niveles de ETO presentes están por debajo del límite legal de 0,02mg/kg. Es decir que en el caso de los helados, se trata de un aditivo contaminado con este gas”.
“Los productos que están en el mercado son seguros y cumplen con la legislación vigente, ya que no todos los lotes del aditivo E410 (empleado en helados) estaban contaminados”. Por lo tanto, añade, “las personas que se han podido ver afectadas por un consumo indebido de ETO en los helados retirados. No deben preocuparse excesivamente ya que, según la agencia, “se puede descartar la existencia de un riesgo agudo”.
