Si eres padre o cuidador, es crucial que sepas que el abuso verbal puede ser tan perjudicial para un niño como el físico. Un estudio reciente revela que las palabras, los gritos y las humillaciones recurrentes dejan cicatrices emocionales profundas y duraderas. El educador y orientador Fernando Pereira, defensor de los derechos de los niños, afirma que, aunque el castigo físico es más evidente, el abuso verbal puede ser igual o incluso más dañino.

A diferencia de los moretones, que se desvanecen con el tiempo, las heridas emocionales causadas por las palabras pueden perdurar de por vida. Este tipo de maltrato afecta la autoestima y la dignidad de los niños, quienes, en algunos casos, prefieren el dolor físico porque sienten que pasa más rápido. Es hora de dejar de menospreciar el poder de las palabras y entender que la violencia verbal es una forma de maltrato.

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¿Qué se considera abuso verbal?

El abuso verbal va más allá de un simple regaño. El especialista Fernando Pereira, haciendo referencia a la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNA), define el abuso como cualquier práctica en la que se utilice la palabra para:

  • Descalificar y desvalorizar al niño.
  • Herir y denigrar a la persona.
  • Discriminar u ofender de forma recurrente.

El abuso verbal se convierte en un problema cuando deja secuelas visibles, como el deterioro de la autoestima, problemas de socialización, o cuando el niño empieza a creer las palabras que se le dicen, asumiendo que «no sirve» o «no vale».

El peligro de la naturalización de la agresión

En un entorno donde la violencia física es cada vez menos aceptada, la agresión verbal parece estar en aumento. El experto Fernando Pereira señala que existe una preocupante tendencia a naturalizar el maltrato verbal en la vida cotidiana. Como resultado, la agresión verbal se convierte en una forma de desahogo.

Es importante que revises tu propio comportamiento. Cuando la agresión proviene de una figura de afecto, como un padre o un abuelo, las palabras duelen mucho más y el impacto es más profundo. La violencia verbal en el hogar puede afectar el desarrollo mental de un niño, dejándolo con un profundo sentido de no valer o no ser amado.

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Cómo proteger a la próxima generación

Para proteger a los niños del abuso verbal, la clave está en el autocontrol y la conciencia. Es fundamental que te des cuenta del impacto que tus palabras tienen en un niño. Un cambio de perspectiva te ayuda a criar a niños con una salud mental más sólida. En lugar de humillar, puedes usar la comunicación para corregir y educar.

Debes entender que la forma en que te diriges a un niño moldea su autoestima y su percepción de sí mismo. Al elegir tus palabras con cuidado, le ofreces a tu hijo un ambiente seguro para crecer.