La comunicación constituye la base de la vida humana. Como afirma Miguel Zambrano, comunicador social y profesor de oratoria, hablar bien es inherente al éxito. Una comunicación clara y precisa abre puertas en el ámbito laboral, personal e incluso amoroso. Sin embargo, en la actualidad, presenciamos un empobrecimiento alarmante del vocabulario, una tendencia que limita las opciones y el desarrollo de quienes no logran expresarse con riqueza.

Este fenómeno de la pobreza de vocabulario, o léxico limitado, se agrava por el lenguaje informal de las redes sociales, donde se normaliza el uso incorrecto del idioma. Zambrano identifica la falta de lectura interpretada como la causa principal, llevando a un uso excesivo de «palabras comodín» que restan precisión y elegancia a nuestro discurso.

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El Peligro del «Cosísmo» y los Verbos Comodín

Uno de los principales vicios del lenguaje que denotan pobreza léxica es el «cosismo»: utilizar la palabra «cosa» para referirse a casi cualquier objeto, evento o concepto. Este uso excesivo del comodín demuestra una incapacidad para nombrar, adjetivar o calificar con precisión.

Otros verbos comodín, como «hacer» o «poner», reemplazan verbos más específicos y apropiados. Por ejemplo, en lugar de decir «tramitó los documentos», la gente usa «hizo los papeles». Igualmente, usar «hacer» en lugar de «construir» (me hizo una casa en lugar de me construyó una casa) empobrece la comunicación. Como señala Zambrano, el hecho de que «te entiendan» no significa que te comuniques de manera efectiva ni profesional.

La Lectura como Solución Directa al Léxico Limitado

La clave para superar la pobreza de vocabulario radica en la lectura, pero no cualquier tipo. Zambrano enfatiza la necesidad de una lectura interpretada, que preste atención a la entonación, las pausas y la estructura de las frases. Leer amplía nuestro léxico al exponer nuestra mente a sinónimos, antónimos y usos correctos de las palabras que rara vez encontramos en el lenguaje coloquial o en las redes sociales. Aumentar el léxico nos dota de más recursos para expresar una misma idea, enriqueciendo cualquier conversación.

Adaptación vs. Deformación del Idioma

Aunque el lenguaje evoluciona, el experto advierte sobre la diferencia entre adaptación y deformación. Adaptarse implica utilizar el lenguaje de manera contextual, pero la deformación implica justificar el mal uso de palabras y estructuras solo porque las nuevas tendencias o incluso ciertos cambios de la RAE lo permiten (como «imprimido» o el uso indiscriminado de «hubieron»). Hablar bien implica mantener un lenguaje de altura, ya que no se sabe quién te escucha o quién evalúa tu capacidad profesional. El dominio del castellano, un idioma abundante y complejo, sigue siendo un indicador de profesionalismo y seriedad.

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Conclusión

Hablar bien el español va más allá de la gramática; es una habilidad que impacta directamente en el éxito personal y laboral. Combatir la pobreza de vocabulario exige un compromiso con la lectura constante y una vigilancia activa contra los vicios del lenguaje como el cosismo. Invertir en tu forma de hablar significa invertir en tus oportunidades.