El hambre es una sensación que nos indica que necesitamos comer para obtener energía y nutrientes. Sin embargo, no siempre el hambre responde a una necesidad fisiológica real, sino que puede estar influenciada por otros factores psicológicos, emocionales o ambientales.

Por eso, es importante saber diferenciar los distintos tipos de hambre que existen y cómo manejarlos adecuadamente.

hambre 2
Foto referencial – Imagen de Freepik

1. Hambre fisiológica

Surge cuando los niveles de glucosa en sangre bajan y el organismo necesita reponer sus reservas de energía. Se manifiesta con síntomas como debilidad, mareo, irritabilidad o dolor de cabeza.

Es el único tipo de hambre que requiere una respuesta inmediata, ya que puede afectar a nuestra salud y rendimiento. Para satisfacerlo, se recomienda comer alimentos saludables, ricos en fibra, proteínas y grasas saludables, que nos aporten saciedad y eviten los picos de azúcar.

2. Hambre emocional

Surge como una forma de compensar o aliviar estados emocionales negativos, como estrés, ansiedad, tristeza, aburrimiento o soledad. Se manifiesta con un deseo irrefrenable de comer alimentos altos en azúcar, grasa o sal, que nos generan placer y liberan neurotransmisores como la dopamina o la serotonina.

Sin embargo, este tipo de hambre no resuelve el problema de fondo, sino que lo agrava, ya que puede provocar culpa, malestar físico y sobrepeso. Para evitarlo, se recomienda identificar y expresar las emociones, buscar apoyo social, practicar técnicas de relajación o realizar actividades que nos distraigan y nos hagan sentir bien.

3. Hambre ambiental

Surge por la influencia de los estímulos externos, como la publicidad, el olor, la vista o la disponibilidad de comida. Se manifiesta con un deseo de comer algo que no teníamos previsto ni necesitábamos, solo porque lo vemos o lo tenemos cerca.

Este tipo de hambre puede llevarnos a comer más de lo que necesitamos o a elegir opciones poco saludables. Para controlarlo, se recomienda planificar las comidas con antelación, evitar tener alimentos tentadores a la vista, limitar la exposición a la publicidad y ser conscientes de las señales de saciedad.

Lea también: Cómo alimentar tu piel con los nutrientes que necesita

4. Hambre hormonal

Surge por los cambios hormonales que se producen en el organismo, como el ciclo menstrual, el embarazo, la menopausia o el uso de ciertos medicamentos. Se manifiesta con un aumento del apetito, especialmente por alimentos dulces o salados, que pueden ayudar a regular el estado de ánimo o el equilibrio hídrico.

Este tipo de hambre puede variar según la persona y el momento, y no siempre es fácil de controlar. Para manejarlo, se recomienda llevar una alimentación equilibrada, hidratarse adecuadamente, hacer ejercicio moderado y consultar con el médico si hay algún problema de salud.

5. Hambre oral

Surge por la necesidad de tener algo en la boca, ya sea por hábito, costumbre o aburrimiento. Se manifiesta con un deseo de masticar, chupar o beber algo, aunque no tengamos hambre ni sed.

Este tipo de hambre puede hacer que consumamos calorías innecesarias o que dañemos nuestra salud dental. Para evitarlo, se recomienda cepillarse los dientes después de las comidas, masticar chicle sin azúcar, beber agua o infusiones o sustituir los alimentos por objetos como un lápiz, un palillo o una pajita.

El hambre es una sensación compleja que puede tener diferentes orígenes y consecuencias. Por eso, es importante aprender a reconocer los distintos tipos de hambre que existen y a responder a ellos de forma adecuada, buscando siempre el equilibrio entre la salud y el placer.

Fuente: vitonica

Imagen destacada por: wayhomestudio