En el ámbito familiar, la decisión una crianza a un bebé sin asignarle un género desde el nacimiento ha ganado relevancia y genera debate. Es una elección profundamente individual, pero ¿cuáles son las implicaciones emocionales para el niño?

Desde la perspectiva de la salud emocional, es vital entender los posibles efectos de esta tendencia en el desarrollo de los más jóvenes. Nos adentramos en este tema de la mano de una experta.

Imagen de Michelle Pitzel en Pixabay

La estructura necesaria para el desarrollo infantil

Hilda Mar La Chica, psicóloga con especialización en dinámica de grupos y experta en conducta infanto-juvenil, señala que esta estrategia de crianza es muy nueva y, por tanto, sus consecuencias a largo plazo aún no son visibles. Sin embargo, enfatiza que los niños y jóvenes necesitan cierta estructura para su bienestar emocional.

Existe un sexo biológico al nacer, y aunque es válido flexibilizar los roles de género (como que un niño use una camisa rosada o que los juguetes no tengan género), dejar al niño sin una guía clara sobre su identidad, esperando que la escoja a medida que crece, puede ser desasistido.

Confusión y ansiedad en el entorno del niño

La psicóloga La Chica advierte que, lejos de dar libertad, esta aproximación puede generar confusión y ansiedad en el niño.

  • El niño podría no ubicarse en un mundo donde otros sí se identifican claramente como «niño» o «niña».
  • El uso de pronombres neutros puede hacer que el niño no se sienta adaptado en su entorno inmediato.
  • Se crea una contradicción: mientras se busca libertad, se impone una ideología de «no género» que quizás no resuene con el niño.
  • Dar a los niños la responsabilidad de decidir sobre su género a edades muy tempranas (como los cinco años) es equiparable a pedirles que manejen las finanzas del hogar; no están madurativamente preparados.

Lea: Hijos emocionalmente inteligentes | ¿Cómo prepararlos?

El rol parental: guía, protección y decisión

El verdadero rol de los padres es proteger, cuidar y guiar a sus hijos. No todo puede ser negociado; hay aspectos de la crianza que deben ser impuestos. Es fundamental que los padres ejerzan una crianza activa, no «perezosa», que establezca límites claros y una estructura.

La experta Hilda Mar La Chica reitera que, si bien la identidad sexual o las preferencias de un niño se desarrollan con el tiempo y son respetables, la crianza inicial debe proporcionar una base. Poner a los niños a tomar decisiones de «alta envergadura» puede construir individuos inseguros. Es vital escuchar a los hijos y atender sus necesidades emocionales, pero sin abdicar del rol de autoridad y guía que les corresponde a los padres, ya que son ellos quienes tienen la responsabilidad de proteger y dar dirección a sus hijos.