Tu bienestar emocional puede verse afectado por un tipo de dolor que a menudo no tiene nombre ni espacio para ser reconocido: el duelo invisible, también llamado pérdida ambigua. Este concepto se refiere a pérdidas reales —emocionales o situacionales— que la sociedad o incluso tú mismo no consideras dignas de un proceso de luto formal. Es un sufrimiento que pasa inadvertido.
La psicóloga Pauline Boss define la pérdida ambigua en dos vertientes: cuando el cuerpo está presente, pero la persona está ausente (como en casos de Alzheimer), o cuando la persona está ausente, pero el cuerpo está presente (como en casos de desaparición). En ambos escenarios, la falta de una «cierre» o una ceremonia de despedida impide el procesamiento emocional.

Imagen de Shima Abedinzade en Pixabay
Pérdidas que no se validan
El duelo invisible abarca una serie de situaciones cotidianas que, a pesar de su impacto, rara vez se les concede el estatus de una pérdida real.
- Migración: Dejar tu país, cultura y gente. Aunque es una decisión, implica pérdidas muy significativas que no se reconocen.
- Sueños truncados: El trabajo soñado, una relación que no se concretó, o un proyecto de vida que no se materializó por circunstancias reales e imposibles de cambiar.
- Limitaciones biológicas: La imposibilidad de tener hijos debido a la edad o la frustración de no poder realizar un viaje o meta debido a una enfermedad que limita tu movilidad.
Señales de que vives en la pérdida
Los duelos no procesados se manifiestan en tu vida diaria, impidiendo que vivas plenamente en el aquí y el ahora. Esto se refleja en una línea de desmotivación o melancolía diaria que, aunque no es severa, te afecta continuamente. Además, ciertas situaciones actúan como disparadores emocionales (triggers), detonándote reacciones muy fuertes sin razón aparente, lo que indica que una parte de tu ser
Lea: Bloqueo emocional y mental: descubre sus causas y cómo liberarte
Del duelo invisible al crecimiento
Reconocer tu duelo invisible es el primer paso para superar la pérdida y transformarla en una oportunidad de crecimiento personal.
- Ponle nombre: El simple acto de nombrar y expresar la pérdida te da la oportunidad de liberarla. No puedes trabajar lo que no reconoces.
- Proceso de crecimiento: Una vez que atiendes esa pérdida, se abren puertas a nuevas posibilidades y oportunidades en tu vida.
- Crecimiento postraumático: El duelo o la frustración pueden convertirse en un impulso positivo que te lleva a un estado de mayor bienestar y plenitud.
Si sientes que experimentas melancolía o desmotivación constante, revisa si hay una pérdida no reconocida a la que debas prestar atención.

Cuenta con una valiosa trayectoria en el mundo editorial para productos impresos y digitales participando en los procesos de corrección, edición e investigación.

