El hígado graso es una expresión de problemas metabólicos que puede comprometer la salud por la acumulación de grasas como consecuencia del sobrepeso, colesterol y triglicéridos altos.
Como señala el hepatólogo y gastroenterólogo Roberto León, este es un problema muy común pero puede agravarse si no se atiende oportunamente.
Es de esperarse, que aquellos casos que no se atiendan a tiempo deriven en dificultades para la cicatrización en el hígado y en cirrosis hepática.
Resistencia a la insulina o prediabetes
Una de las mayores causas de la enfermedad de hígado graso es la resistencia a la insulina, según León, la diabetes tipo 2 puede ser perjudicial.
Igualmente, algunos pacientes pueden tener antecedentes de diabetes en su familia que pueden resultar señales de alerta para el hígado graso.

¿Cómo se diagnóstica el hígado graso?
La evaluación para un paciente en el que se sospecha hígado graso comienza con un econosonograma para evaluar el tamaño y forma del órgano de manera no invasiva.
Posteriormente, se indica al paciente continuar con la evaluación desde una «elastografía hepática» que puede realizarse acompañada de un examen ecográfico o de una resonancia magnética.
En los espacios entre las costillas, del lado derecho, se emiten golpecitos para evaluar si se deforma el hígado. En la rigidez o movimiento se detectará el contenido de grasa en el hígado.
Si es identificado el hígado graso en este examen, y no se ha detecta plenamente el nivel de daño, se procede a una biopsia. Se toma una pequeña muestra del órgano para evaluar el nivel de afectación y posible tratamiento.
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