En la última década ha crecido exponencialmente el número de personas que se inscriben a carreras de fondo. Sin embargo, la mayoría de estas personas -especialmente las más novatas- se encuentran pronto con su primera lesión
Entrenamiento de core – Imagen superior de Silvia en Pixabay
Al afrontar la primera lesión, los novatos no conocen la importancia de la musculatura del core para prevenir otros problemas y mejorar sus marcas en las pruebas de resistencia.
El core va mucho más allá de los abdominales. Es un sistema complejo de músculos que conectan la columna y la pelvis, dándole estabilidad a las estructuras. Este sistema absorbe los impactos de la carrera y transmite la fuerza a los brazos y las piernas.
Los músculos del core permanecen activos durante todo el tiempo que estamos corriendo, alternando entre absorción, transmisión y generación de fuerzas.
De existir un desequilibrio o deficiencia de fuerza y estabilidad en los músculos centrales, pueden aparecer lesiones en los corredores y el rendimiento va empeorando. Es por ello que el entrenamiento del core debe estar presente en el programa de entrenamiento de resistencia, para prevenir lesiones y mejorar rendimiento.
El running es una de las actividades físicas más realizadas a nivel mundial a pesar de su alta tasa anual de lesiones. Dichas lesiones pueden deberse a varios factores biomecánicos como un incorrecto apoyo, a poca fuerza en musculatura que sirve de sostén (como es el caso del core). Incluso muchos de los corredores que compiten a niveles de élite tienen una musculatura central subdesarrollada
Se estima que el 70% de los corredores de competición sufren una lesión que les impide entrenar durante al menos una semana cada año. Las lesiones más comunes relacionadas con la carrera se dan en la rodilla (tendinitis rotuliana, condromalacia rotuliana, síndrome de la banda iliotibial) y en el pie – tobillo (tendinopatía de Aquiles, fascitis plantar).
Además, un core poco estable y débil altera la mecánica de carrera, lo que se asocia con mayor riesgo de lesión. Se debe a que se modifican los ángulos de la rodilla y la cadera cuando apoyamos el pie en el suelo, y esa variación repetida muchas veces, da lugar a las lesiones citadas, además de otras como fracturas tibiales por estrés.
Aunque la mayoría de las lesiones citadas son distales, pueden ser minimizadas con el entrenamiento de la estabilidad y fuerza del core; los corredores que compiten saben de este aspecto y es por ello que cada vez le dan más importancia a este entrenamiento.