Martin Seligman es un psicólogo estadounidense reconocido como uno de los padres fundadores de la psicología positiva. Nacido en 1942, su trabajo inicial se centró en el concepto de «indefensión aprendida», un estado psicológico en el que un individuo aprende a comportarse pasivamente ante situaciones adversas, incluso cuando tiene la capacidad de cambiar su situación. Esta investigación temprana lo llevó a cuestionar el enfoque tradicional de la psicología, que se centraba principalmente en la patología y el sufrimiento mental.
La psicología positiva | Imagen superior de Adina Voicu en Pixabay
Virando el Enfoque Hacia el Bienestar
A finales de la década de 1990, Seligman impulsó un cambio radical en la psicología, abogando por el estudio científico de las fortalezas humanas y el bienestar. Su visión era construir una psicología que no solo se ocupara de reparar lo que está roto, sino también de cultivar lo que funciona bien. Creía que la felicidad, la resiliencia, el optimismo y otras cualidades positivas merecían la misma atención rigurosa que se dedicaba a los trastornos mentales. Este nuevo enfoque se conoció como psicología positiva.

El Modelo PERMA y la Felicidad Auténtica
Seligman desarrolló el modelo PERMA como un marco para comprender los elementos clave del bienestar: emociones positivas, compromiso, relaciones positivas, significado y logro. Este modelo sugiere que la felicidad auténtica y duradera no proviene solo del placer, sino de una vida que involucra estos cinco aspectos. También exploró la importancia del optimismo aprendido, argumentando que la forma en que interpretamos los eventos puede influir significativamente en nuestro bienestar y nuestra capacidad para superar los desafíos. Su trabajo ha tenido un impacto significativo en la forma en que entendemos la felicidad y el florecimiento humano.
Cuando la Psicología Mira el Vaso Medio Lleno
Durante mucho tiempo, la psicología se enfocó principalmente en lo que no andaba bien: las enfermedades mentales, los traumas, los problemas y las dificultades de la vida. Era como si la mente humana fuera un jardín lleno de maleza que había que arrancar. Pero, ¿qué pasa con las flores que sí crecen? Ahí es donde entra en juego la psicología positiva, una manera de pensar que le da la vuelta a la tortilla y se centra en lo que nos hace florecer: nuestras fortalezas, nuestras virtudes, lo que nos da alegría y sentido a la vida. Es como si, además de quitar la maleza, nos dedicáramos a cultivar las rosas más bonitas.

Más Allá de Arreglar lo Roto: Cultivando el Bienestar
La psicología positiva no ignora el sufrimiento ni los problemas, ¡para nada! Reconoce que son parte de la experiencia humana. Pero su enfoque principal es entender y promover el bienestar, la felicidad y la plenitud. En lugar de solo preguntarse «¿qué está mal?», también se pregunta «¿qué está bien?» y «¿cómo podemos hacer que esté aún mejor?». Se trata de construir sobre lo que ya funciona, de potenciar nuestras capacidades y de crear vidas que valgan la pena ser vividas. Es como si, además de arreglar las goteras del techo, nos preocupáramos por pintar las paredes de colores alegres.
Las Claves del Florecimiento Humano: Emociones Positivas, Compromiso y Sentido
Los investigadores de la psicología positiva han identificado varios elementos clave que contribuyen a nuestro bienestar. Uno de ellos son las emociones positivas: la alegría, la gratitud, la esperanza, el amor. Sentir estas emociones no solo nos hace sentir bien en el momento, sino que también tiene beneficios a largo plazo para nuestra salud física y mental. Otro elemento importante es el compromiso, esa sensación de estar totalmente absorto en lo que hacemos, ya sea nuestro trabajo, un hobby o una conversación. Cuando estamos comprometidos, el tiempo parece volar y nos sentimos realizados. Y finalmente, el sentido, la conexión con algo más grande que nosotros mismos, ya sea una causa, una comunidad o una creencia, nos da propósito y dirección en la vida. Es como tener un mapa que nos guía y un motor que nos impulsa.

Fortalezas y Virtudes: Nuestro Kit de Herramientas Interno
La psicología positiva también se enfoca en identificar y cultivar nuestras fortalezas y virtudes. Todos tenemos talentos y cualidades únicas, cosas en las que somos buenos de forma natural o que hemos desarrollado con esfuerzo. Estas fortalezas, como la creatividad, la amabilidad, la perseverancia o el humor, son como herramientas que podemos usar para afrontar los desafíos de la vida y alcanzar nuestros objetivos. La psicología positiva nos anima a reconocer estas fortalezas en nosotros mismos y en los demás, y a encontrar maneras de utilizarlas en nuestra vida diaria. Es como descubrir que tenemos un martillo, un destornillador y una llave inglesa, y aprender a usarlos para construir cosas increíbles.
Aplicaciones en la Vida Cotidiana: Un Cambio de Perspectiva
La psicología positiva no es solo una teoría académica, sino que tiene aplicaciones prácticas en muchos aspectos de nuestra vida. En la educación, se busca fomentar un ambiente de aprendizaje positivo que promueva el bienestar de los estudiantes además del rendimiento académico. Para el trabajo, se centra en crear entornos laborales que valoren las fortalezas de los empleados y fomenten el compromiso y la satisfacción. En la terapia, se complementan los enfoques tradicionales con técnicas que ayudan a las personas a identificar sus recursos internos y a construir una vida más plena. Incluso en nuestra vida diaria, podemos aplicar los principios de la psicología positiva al enfocarnos en lo bueno, practicar la gratitud y cultivar relaciones positivas. Es como decidir mirar el lado soleado de la calle, incluso cuando hay nubes.

Un Enfoque Equilibrado: Integrando lo Positivo y lo Negativo
Es importante recordar que la psicología positiva no busca negar las dificultades de la vida ni idealizar la realidad. Reconoce que el sufrimiento y las emociones negativas son parte de la experiencia humana. Su objetivo es más bien ofrecer una perspectiva más equilibrada, complementando el enfoque tradicional en los problemas con una atención deliberada a lo que nos hace fuertes y resilientes. No se trata de ignorar la oscuridad, sino de encender una luz que nos guíe a través de ella y nos permita apreciar la belleza que también existe. Es como aprender a bailar bajo la lluvia en lugar de solo esperar a que salga el sol. Así que, la psicología positiva nos invita a cultivar un jardín mental donde no solo arrancamos la maleza, sino que también plantamos y cuidamos las flores más hermosas, aquí y ahora.
Información adicional en: SaberVivirTv
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