La responsabilidad afectiva se da cuando asumimos el compromiso con la manera en que nos relacionamos con los demás, entendiendo que de cada palabra que emitimos y el modo de hacerlo, tienen una consecuencia para ellos y nosotros.

La inteligencia emocional es un factor que entra en juego aquí, pero en vista a los avances de las tecnologías digitales es un reto desarrollar para muchos jóvenes habilidades sociales, que le permitan ser empáticos con su pares, con su entorno.

Yelena Yanes, psicólogo clínico, psicoterapeuta, ex presidente del Colegio de Psicólogos del Estado Miranda, nos da un diagnóstico crudo sobre el tipo de relaciones que estamos teniendo en las sociedad actual donde la ubicuidad de la tecnología es el principal mediador en las relaciones personales.

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¿Qué importancia tiene la responsabilidad afectiva?

Cuando los individuos solo están interesados en sí mismo, sin importar el campo emocional de los otros, pueden estar manifestados ciertas «características narcicistas», precisa Yanes.

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Explica la experta que aquellas conductas que suelen rechazar lazos donde la afectividad esté involucrada o, procurar no generar lazos de empatía para con los otros es señal, incluso, de psicopatía.

¿Cómo ser responsables afectivamente?

Empatía y responsabilidad son dos indicadores que van de la mano de la responsabilidad afectiva. Quiere decir esto que desde un punto de vista hay «que asumir las consecuencias», indica la especialista.

«Toda personas debe ser entrenada para saber que el trato y la relación con otro va a marcar una pauta importante incluso en nosotros mismos»

Aegura Yanes que el trato diario donde la palabra es el lazo principal de unión, por ello la responsabilidad de las consecuencias que se puedan generar de esto hay que concientizarlas. Asevera que:

«Un buen saludo, o un maltrato, una grosería o una buena atención, trae consecuencias para la otra personas pero también para nosotros mismos»

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A criterio de la Yanes «lo importante es la relación con el otro», pero sucede en la actualidad, continúa, que los individuos tienden a aislarse, a ensimismarse, expresando asimismo egoísmo y actitudes egocéntricas.

Trabajar la inteligencia emocional

Trabajar la inteligencia emocional es la manera en que podemos ejercer la responsabilidad afectiva para con los demás. Afirma la experta que en este un mundo altamente tecnologizado donde la inteligencia artificial copa la atención de todos, estamos dejando de lado el desarrollo de la inteligencia afectiva.

«¿Dónde estamos nosotros como seres humanos si además no trabajamos nuestras emociones… no podemos deshumanizarnos por más avances que haya»

La responsabilidad afectiva en los jóvenes

La tecnología está generando una especia de disociación en la población capaz de interactuar con aplicaciones, robots, incluso con palabras afectivas, pero no así con personas reales.

Los casos en consulta que atiene la Dra. Yanes así lo muestran. Donde ve más en varones jóvenes que en hembras, «porque hay bastante adicción a los juegos», poca inteligencia afectiva.

«Tienen amigos, amigas, responden por internet o por whatsapp, pero no son capaces de saludar, de sentarse hablar con una chica o con un amigo. No tiene capacidad, tienen déficit de habilidades sociales, porque han tercerizado su personalidad dirigida a un equipo magnético, electrónico»

Los emoticones, los mensajes de whatasapp o de otras aplicaciones de chat instantáneos, han suplantado para Yanes el lenguaje afectivo y directo propio del humano, como el saludo sonoro y oral. «no estamos siendo empáticos, no estamos asumiendo consecuencias de nuestras conductas» y eso impide que asumamos la responsabilidad afectiva, concluye la experta.

A Tu Salud