Una vez que pensamos acelerar el metabolismo, se nos viene a la mente el ejercicio aeróbico para lograrlo; de esta forma, nos vamos a detener en cómo este influye, el entrenamiento de fuerza, en el metabolismo de las personas.

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Son múltiples los beneficios del ejercicio aeróbico en el metabolismo y en la aceleración de este; muy pocas veces pensamos que el entrenamiento usa la fuerza como vehículo para conseguir una mayor aceleración del metabolismo.

Generalmente, la actividad aeróbica en el ejercicio consigue que la circulación de la sangre se acelera y la respiración; debido a que los múscilos demandan energía, y el proceso de consecución de la misma se produce en el organismo; la actividad aeróbica siempre se asocia a la mejor manera de acelerar el metabolismo.

Con actividad de alta intensidad, el cuerpo necesita una energía rápida y por eso usará las reservas de glucosa que disponen los humanos. Estos nos dará una energía rápida y momentánea, pero al acabarse, es necesario echar una mano de las reservas de grasa del cuerpo.

metabolismo
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Al producirse este fenómeno, el metabolismo se mantiene activo unas horas después de llevarse a cabo la actividad aeróbica en cuestión. Al entrenar la fuerza, lo que hacen las personas es vencer la resistencia mediante la acción muscular. Es decir, si mantenemos más carga o más intensidad, el efecto puede variar.

En general, al elevar la carga, el metabolismo se activa. Consumiremos la energía rápida que proviene de la glucosa que tenemos almacenada, nos da una energía instantánea que es la necesaria para elevar la carga.

Metabolismo: ejercicio como clave

Esto hace que el metabolismo se active y demande energía por parte del cuerpo; ya que los músculos necesitarán esta para poder realizar ejercicios.

Después de practicar el entrenamiento de fuerza, el metabolismo experimenta un cambio y es que sigue manteniéndose activo. Se produce por varios procesos que se desarrollan en el cuerpo.

Una vez terminado el ejercicio, se produce la resíntesis de fosfocreatina en el músculo. Se acelera el lactato y comienza la restauración de los almacenes de oxígeno en sangre y en músculo. La temperatura corporal ha aumentado, al igual que la frecuencia cardiaca y la respiración.

En tercer lugar nos vamos a detener en los efectos que tendrá el entrenamiento de fuerza en nuestro cuerpo a largo plazo. Al entrenar la fuerza, los músculos crecen y aumentan las fibras que los conforman. Esto hace que los músculos sean más fuertes.

El metabolismo se alterará con esta ganancia en dos direcciones, aumentando la tasa metabólica basal, que significa que nuestro organismo comenzará a consumir más energía en reposo.

Con información: Vitónica

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