Durante el verano y las vacaciones, las personas suelen practicar natación al pasar grandes partes de su día dentro de la piscina o la playa; lo que brinda una oportunidad perfecta para ejercitar el corazón, los músculos y las articulaciones.

La natación es uno de los ejercicios más completos que existen, en el que se mueven grandes grupos musculares. De hecho, durante su práctica se ponen en marcha hasta dos tercios de los músculos del cuerpo. Es una actividad apta para todos los públicos, independientemente de la forma física.

La natación aporta mejoras a la salud cardiorrespiratoria, fuerza, resistencia y elasticidad. Todas las personas que no sepan nadar, no tienen excusa. Pueden usar la piscina para realizar otras actividades en el agua, así como notar beneficios para la salud de las personas.

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La natación es un ejercicio que potencia la elasticidad, aportando también beneficios cardiovasculares que mantienen a raya los principales factores de riesgo.

Natación: no impacta en las articulaciones

Según los expertos, el agua permite aprovechar la flotabilidad. Esto hace que la repercusión sobre el sistema articular sea menor; ayudando a mejorar el estado de las articulaciones de las personas con patologías como la artritis o artrosis, así como las personas obesas.

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El agua permite eliminar el impacto sobre las articulaciones al tiempo que hacemos ejercicio creando una resistencia suave; pero importante, lo cual lo convierte en muy recomendable para las personas con enfermedades articulares.

Eso sí, esa falta de impacto hace que no permita, como otros ejercicios, prevenir la osteoporosis. Sin embargo, se puede combinar la natación o el deporte acuático, con otras actividades en el exterior que impliquen ejercicios contra la gravedad, como levantar pesas, caminar, bailar, correr… y que mejoran la densidad de nuestros huesos. 

Con información de: CuídatePlus

A tu salud…