Péter Pan es un personaje ficcional de una serie animada muy famosa, pero también para algunas corrientes psicológicas una condición llamada síndrome de Péter Pan, que hace referencia a la inmadurez emocional del adulto que se niega a crecer.

Abel Saraiba, Psicólogo, Psicoanalista, y defensor del programa Creciendo sin violencia, de Cecodap, afirma que no es tan sencillo tratar la inmadurez emocional debido a una serie de variables que la componen.

La edad cronológica y el síndrome de Péter Pan

Señala este psicólogo venezolano que “la edad es un marcador que muy poco nos dice sobre las personas”. La idea consabida de que a tales edades correspondería un tipo de comportamiento no es una ecuación infalible.

“Tu puedes tener la edad que tenga y eso no es un marcador de tu madurez. Alguien puede tener 15, 30, 40, 50 años… y comportarse de otra manera”.

¿En qué se basa la madurez?

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La madurez se basa en varias cosas, como las experiencias de vida de la persona. “Hay personas que a temprana edad pueden tener comportamientos o actitudes mucho más maduras para su edad porque han tenido que hacer frente a un conjunto diverso de dificultades”, enfatiza el Dr. Saraiba.

El entorno o ambiente donde se desarrolla la persona puede ser un condicionante. Siendo un ejemplo clásico los niños sobreprotegidos por sus padres. Ya que, señala el psicólogo,   “vas a criar a un persona que cuando crezca no va tener la madurez esperada”.

Señales del Síndrome de Peter Pan

La baja tolerancia a las frustraciones puede ser una señal del síndrome de Peter Pan. A decir de del experto que “una persona es más inmadura según como responda a la adversidad”. Apunta que este acaso sea el aspecto más crítico porque genera dificultad para afrontar el día a día.

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“Cuando nosotros le quitamos a las personas o le suprimimos la responsabilidad de hacerse cargo de sus propias vidas no le hacemos un favor a nadie”.

“El síndrome de Péter tiene que ver con la resistencia a crecer”

En la cotidianidad, explica el psicólogo Abel Saraiba, las persona se enfrentan a situaciones que deben resolver. Es justamente “la fragor de las dificultades que vamos desarrollando una mayor madurez y capacidad de hacer frente a la vida”.

Pero hay personas que muestran resistencia a estas situaciones, que prefieren no hacerles frente, como diciendo, señala el especialista, “por favor déjenme chiquito, déjenme joven por siempre”.

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