Todos nosotros tenemos historias que contar. Diariamente contamos historias y a su vez nos contamos historias a nosotros mismos. Jonathan Gottschall, autor de The Storytelling Animal, concluye: “La mente es una fábrica que puede producir historias verdaderas, pero también puede manufacturar mentiras”

Esas historias internas influyen en nuestras decisiones, acciones y comunicación. Y allí precisamente es cuando nos podemos encontrar una limitación (subjetiva) a la consecución de nuestras metas y sueños, al influir en nuestro desempeño, porque se nos dificulta cuando la inseguridad y la negatividad abunda en nuestra mente.

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Es más probable que las narrativas internas deformen nuestra realidad, cuando factores como el estrés, están presentes en nuestros días.

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Al mismo tiempo, corremos el riesgo de quedarnos atrapados en el pequeño mundo que nuestra mente fabrica, sabiendo que nuestras historias internas son de vital importancia y potencialmente limitantes.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Podemos seguir el mismo camino que cualquier escritor de ficción cuando está preparando la publicación de su guión más preciado: editar una y otra vez o darle un giro que nos beneficie.

Pero antes de comenzar a editar, no debemos olvidar el primer paso: reconocer nuestras historias interiores. Lo que pudiese resultar más difícil de lo que parece. Nos gusta pensar en nosotros mismos como seres racionales. Es obvio que tenemos emociones, pero la mayoría del tiempo nuestros juicio y nuestras decisiones son manejadas por un análisis lógico y consciente.

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Desenmascarar nuestras historias es solo el comienzo. Un claro ejemplo que viene a mí, es Neo en la película The Matrix, solo podemos comprender y cambiar la manera en la que nos hemos estado engañando a nosotros mismos, salir del mundo ficticio que nuestras mentes ha creado.

Después debemos enfrentar otros retos para dejar ir nuestra narrativa actual y comenzar a construir una historia más saludable.

Existen herramientas y técnicas probadas que funcionan para entender y transformar nuestras narrativas. Pero, incluso cuando ya eres consciente de que tus historias interiores son fundamentales para tu desempeño diario, dedicar tiempo a estas técnicas puede ser un gran reto

Si te sientes identificado con lo que hasta ahora has leído, te invito a seguir unos sencillos pasos:

Meditación

Nuestras narrativas interiores son ciclos perpetuos que se intensifican cada vez que pensamos en ellos. La meditación acaba con ese ciclo, al enfocar nuestra mente en el aquí-ahora.

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Reflexión

Escribir nos da una perspectiva muy valiosa de nuestras historias interiores. Investigadores han descubierto que escribir por 15 minutos sobre algún evento personal en tercera persona, o imaginar nuestras vidas si un evento clave no hubiera ocurrido (por ejemplo conocer a nuestra pareja), mejora significativamente nuestra salud mental.

Comienza meditando o escribiendo un diario regularmente, puedes iniciar haciéndolo por solo 5 minutos. Cuando tengas más práctica, reflexiona sobre alguna historia interior y analízala. Al mismo tiempo comenzarás a crear un hábito, que cuando se haga parte de tu rutina, cambiara las historias negativas que te cuentes a ti mismo.

Lo más probable es que debamos poner en práctica más de una de estas técnicas, y repetirlas por algún tiempo.

En conclusión, debemos comenzar a editar nuestras historias con paciencia, persistencia y enfocándonos en la persona que queremos que esté del otro lado.  El camino puede parecerte largo y confuso, pero valdrá la pena. Porque el único lugar donde encontraremos lo que necesitamos, es en nuestro interior.

A tu salud…