La ansiedad de ir al gimnasio es un fenómeno que se caracteriza por una preocupación excesiva y un miedo irracional a ser juzgado o criticado por los demás mientras se hace ejercicio.

Esta ansiedad puede provocar síntomas físicos y psicológicos, como sudoración, palpitaciones, nerviosismo, inseguridad, vergüenza o evitación.

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Foto referencial – Imagen de Drazen Zigic

Causas que generan esta ansiedad

La ansiedad de ir al gimnasio puede tener diversas causas, como una baja autoestima, una mala imagen corporal, una falta de experiencia o conocimiento sobre el ejercicio, una presión social o mediática por tener un cuerpo ideal, o experiencias previas negativas en el gimnasio.

Consejos para superarla

La ansiedad de ir al gimnasio puede interferir con los beneficios del ejercicio para la salud física y mental, y dificultar el logro de los objetivos personales. Por eso, es importante reconocerla y afrontarla de forma adecuada.

A continuación, mencionaremos algunos consejos para superar la ansiedad de ir al gimnasio:

Buscar ayuda profesional

Si la ansiedad de ir al gimnasio es muy intensa o persistente, y afecta a otras áreas de la vida, se recomienda consultar con un psicólogo o un psiquiatra que pueda evaluar el problema y ofrecer un tratamiento adecuado, que puede incluir terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación o medicación.

Elegir un gimnasio adecuado

Es conveniente elegir un gimnasio que se adapte a las preferencias y necesidades de cada uno, teniendo en cuenta factores como la ubicación, el horario, el precio, el ambiente, el tamaño, el equipamiento, el personal o los servicios. También se puede optar por otras alternativas, como hacer ejercicio al aire libre, en casa o en grupos reducidos.

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Planificar el ejercicio

Es aconsejable tener un plan de ejercicio que sea realista, progresivo y personalizado, y que se ajuste a los objetivos, el nivel y el ritmo de cada uno. Para ello, se puede contar con la ayuda de un entrenador personal, un nutricionista o un fisioterapeuta, que puedan orientar y asesorar sobre el ejercicio más adecuado y seguro.

Ir acompañado

Ir al gimnasio con un amigo, un familiar o un compañero puede ser una buena forma de reducir la ansiedad, ya que se puede compartir la experiencia, el apoyo, la motivación y la diversión. Además, se puede aprovechar para socializar y conocer a otras personas con intereses similares.

Centrarse en uno mismo

Es importante no compararse ni competir con los demás, sino centrarse en el propio proceso y progreso. Hay que recordar que cada persona es única y tiene sus propias características, capacidades y limitaciones. También hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas están concentradas en su propio ejercicio y no prestan atención a lo que hacen los demás.

Disfrutar del ejercicio

El ejercicio debe ser una actividad placentera y gratificante, y no una obligación o un castigo. Por eso, se debe elegir un ejercicio que se adapte a los gustos y preferencias de cada uno, y que aporte beneficios físicos, mentales y emocionales. También se debe escuchar al cuerpo y respetar sus señales, sin forzarlo ni exigirle más de lo que puede dar.

Fuente: glamour

Imagen destacada por: Mikhail Nilov