La ansiedad de ir al gimnasio es un fenómeno que se caracteriza por una preocupación excesiva y un miedo irracional a ser juzgado o criticado por los demás mientras se hace ejercicio.
Esta ansiedad puede provocar síntomas físicos y psicológicos, como sudoración, palpitaciones, nerviosismo, inseguridad, vergüenza o evitación.
Causas que generan esta ansiedad
La ansiedad de ir al gimnasio puede tener diversas causas, como una baja autoestima, una mala imagen corporal, una falta de experiencia o conocimiento sobre el ejercicio, una presión social o mediática por tener un cuerpo ideal, o experiencias previas negativas en el gimnasio.
Consejos para superarla
La ansiedad de ir al gimnasio puede interferir con los beneficios del ejercicio para la salud física y mental, y dificultar el logro de los objetivos personales. Por eso, es importante reconocerla y afrontarla de forma adecuada.
A continuación, mencionaremos algunos consejos para superar la ansiedad de ir al gimnasio:
Buscar ayuda profesional
Si la ansiedad de ir al gimnasio es muy intensa o persistente, y afecta a otras áreas de la vida, se recomienda consultar con un psicólogo o un psiquiatra que pueda evaluar el problema y ofrecer un tratamiento adecuado, que puede incluir terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación o medicación.
Elegir un gimnasio adecuado
Es conveniente elegir un gimnasio que se adapte a las preferencias y necesidades de cada uno, teniendo en cuenta factores como la ubicación, el horario, el precio, el ambiente, el tamaño, el equipamiento, el personal o los servicios. También se puede optar por otras alternativas, como hacer ejercicio al aire libre, en casa o en grupos reducidos.
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Planificar el ejercicio
Es aconsejable tener un plan de ejercicio que sea realista, progresivo y personalizado, y que se ajuste a los objetivos, el nivel y el ritmo de cada uno. Para ello, se puede contar con la ayuda de un entrenador personal, un nutricionista o un fisioterapeuta, que puedan orientar y asesorar sobre el ejercicio más adecuado y seguro.
Ir acompañado
Ir al gimnasio con un amigo, un familiar o un compañero puede ser una buena forma de reducir la ansiedad, ya que se puede compartir la experiencia, el apoyo, la motivación y la diversión. Además, se puede aprovechar para socializar y conocer a otras personas con intereses similares.
Centrarse en uno mismo
Es importante no compararse ni competir con los demás, sino centrarse en el propio proceso y progreso. Hay que recordar que cada persona es única y tiene sus propias características, capacidades y limitaciones. También hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas están concentradas en su propio ejercicio y no prestan atención a lo que hacen los demás.
Disfrutar del ejercicio
El ejercicio debe ser una actividad placentera y gratificante, y no una obligación o un castigo. Por eso, se debe elegir un ejercicio que se adapte a los gustos y preferencias de cada uno, y que aporte beneficios físicos, mentales y emocionales. También se debe escuchar al cuerpo y respetar sus señales, sin forzarlo ni exigirle más de lo que puede dar.
Fuente: glamour
Imagen destacada por: Mikhail Nilov
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