El yoga es una práctica milenaria que generalmente combina posturas físicas, técnicas de respiración y meditación para armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu. Además de aportar bienestar, relajación y equilibrio, el yoga tiene múltiples beneficios para la salud del corazón, tanto a nivel preventivo como terapéutico
¿Qué beneficios tiene el yoga para el corazón?
Beneficios del yoga para el corazón
- En general, mejora la circulación sanguínea y el transporte de oxígeno y nutrientes a las células.
- También reduce la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que disminuye el riesgo de hipertensión, arritmias y otras enfermedades cardiovasculares.
- Además, fortalece el músculo cardíaco y aumenta su capacidad de bombeo.
- Generalmente ayuda a regular los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. Así, previene la formación de placas de ateroma que pueden obstruir las arterias.
- Favorece la eliminación de toxinas y residuos metabólicos que generalmente pueden dañar el corazón y los vasos sanguíneos.
- También estimula el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de la respuesta de relajación, y reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, que son factores que pueden afectar negativamente al corazón.
- Promueve un estilo de vida más saludable, alentando hábitos como una alimentación equilibrada, un sueño reparador y la abstención de tabaco y alcohol.
¿Qué posturas de yoga son beneficiosas para el corazón?
Existen muchas posturas de yoga que pueden ayudar a mejorar la salud del corazón y a brindar serenidad. A continuación, se describen algunas de las más recomendadas, con sus respectivos beneficios y precauciones. Se aconseja realizarlas bajo la supervisión de un instructor calificado y respetando los límites de cada uno.
Tadasana o postura de la montaña
Es una postura básica que sirve para alinear la columna vertebral, mejorar la postura y la respiración, y preparar el cuerpo para otras asanas.
Se realiza de pie, con los pies juntos o separados a la anchura de las caderas, las rodillas ligeramente flexionadas, el abdomen contraído, el pecho abierto, los hombros relajados, los brazos a los lados o extendidos hacia el cielo, y la cabeza erguida.
Se mantiene la postura durante unos segundos, respirando profundamente y concentrándose en el equilibrio y la estabilidad.
Vrikshasana o postura del árbol
Es una postura de equilibrio que ayuda a fortalecer las piernas, los tobillos, las caderas y la espalda, a abrir el pecho y el corazón, y a desarrollar la concentración y la confianza.
Se realiza de pie, apoyando el peso sobre una pierna y colocando la planta del otro pie sobre el muslo, la pantorrilla o el tobillo de la pierna de apoyo, según la flexibilidad de cada uno. Las palmas de las manos se juntan a la altura del pecho o se elevan por encima de la cabeza, y la mirada se fija en un punto.
Se mantiene la postura durante unos segundos, respirando profundamente y sintiendo la conexión con la tierra y el cielo. Se repite con la otra pierna.
Utthita Hastapadasana o postura de pies y manos extendidos
Es una postura de estiramiento que ayuda a elongar la columna vertebral, los brazos, las piernas y los costados, a mejorar la circulación y la flexibilidad, y a tonificar los órganos abdominales.
Se realiza de pie, con los pies separados a la anchura de las caderas, y se inclina el tronco hacia delante, manteniendo la espalda recta y las piernas estiradas. Las manos se apoyan en el suelo, a la altura de los pies o más adelante, según la flexibilidad de cada uno.
Se mantiene la postura durante unos segundos, respirando profundamente y relajando el cuello y la cabeza.
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Trikonasana o postura del triángulo
Es una postura de apertura que ayuda a fortalecer las piernas, los brazos y el torso, a expandir el pecho y el corazón, y a estimular el sistema digestivo y el endocrino.
Se realiza de pie, con los pies separados a una distancia mayor que la anchura de las caderas; el pie derecho se gira 90 grados hacia fuera y el pie izquierdo unos 45 grados hacia dentro. El brazo derecho se extiende hacia el lado derecho y se inclina el tronco hacia ese lado, apoyando la mano derecha en la espinilla, el tobillo o el suelo, según la flexibilidad de cada uno. Se eleva el brazo izquierdo hacia el cielo, formando una línea recta con el brazo derecho, y se gira la cabeza hacia el brazo izquierdo.
La postura se mantiene durante unos segundos, respirando profundamente y abriendo el pecho y el corazón. Se repite con el otro lado.
Veerabhadrasana o postura del guerrero
Es una postura de fuerza que ayuda a desarrollar la resistencia, la confianza y el coraje, a fortalecer las piernas, los brazos y el abdomen, y a mejorar el equilibrio y la coordinación.
Se realiza de pie, con los pies separados a una distancia mayor que la anchura de las caderas, y se gira el pie derecho 90 grados hacia fuera y el pie izquierdo unos 45 grados hacia dentro. La rodilla derecha se flexiona hasta formar un ángulo de 90 grados, manteniendo la pierna izquierda estirada y el tronco erguido.
Los brazos se extienden hacia los lados, a la altura de los hombros, y se giran las palmas hacia abajo. La mirada se fija en la mano derecha. Se mantiene la postura durante unos segundos, respirando profundamente y sintiendo la fuerza y la determinación. Se repite con el otro lado.
Bhujangasana o postura de la cobra
Es una postura de flexión que ayuda a estirar la columna vertebral, el pecho y el abdomen, a tonificar los órganos internos, y a aliviar el estrés y la fatiga.
Se realiza tumbado boca abajo, con las piernas juntas y los pies apoyados en el suelo. Las manos se colocan debajo de los hombros, con los codos pegados al cuerpo. Se presiona el suelo con las manos y se eleva el tronco, arqueando la espalda y abriendo el pecho.
Se mantiene la postura durante unos segundos, respirando profundamente y mirando hacia el frente o hacia arriba, según la flexibilidad de cada uno.
Savasana o postura del cadáver
Esta es una postura de relajación que ayuda a liberar las tensiones, a calmar la mente y a integrar los beneficios de las otras asanas.
Se realiza tumbado boca arriba, con las piernas separadas y los pies caídos hacia los lados. Los brazos se colocan a los lados del cuerpo, con las palmas hacia arriba. Se cierran los ojos y se respira de forma natural y profunda.
Se mantiene la postura durante unos minutos, dejando que el cuerpo y la mente se relajen por completo.
Fuente: cuerpomente
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